Las elecciones en la provincia de Buenos Aires son un punto de inflexión político. Con tensiones internas en el peronismo, dilemas estratégicos en el radicalismo y negociaciones clave entre La Libertad Avanza y el PRO, los protagonistas y los intendentes juegan roles decisivos en un distrito que representa el 40% del padrón nacional. Este escenario definirá no solo el rumbo provincial, sino también el impacto político a nivel nacional. Por: Sebastián «Tecla» Farias.
La política bonaerense está en un momento fascinante y lleno de incertidumbre. Por un lado, el peronismo enfrenta el desafío de consolidar la unidad en medio de tensiones internas, especialmente con sectores como La Cámpora, liderada por Máximo Kirchner que acompaña a Cristina Kirchner, y el espacio de Axel Kicillof. Por otro lado, La Libertad Avanza y el PRO parecen estar en un tira y afloja: aunque hay gestos de acercamiento solo territorial, las diferencias ideológicas y estratégicas complican un acuerdo sólido, aunque podrían surgir novedades a través de acuerdos personales sin sellos partidarios.
El dilema radica en que, si no logran alianzas efectivas, podrían dividir el voto opositor y facilitar un triunfo del kirchnerismo en su bastión histórico. Mientras tanto, figuras como Karina Milei lideran negociaciones clave para aprovechar las fisuras del peronismo y fortalecer la oposición.
A todo esto, el radicalismo bonaerense enfrenta su propio dilema en este complejo tablero político. Por un lado, busca mantener su identidad y relevancia dentro de Juntos por el Cambio (o lo que queda), pero las tensiones internas y las diferencias estratégicas entre sus líderes complican la consolidación de una postura unificada. Además, el radicalismo debe decidir si prioriza alianzas con otros partidos opositores o si apuesta por una estrategia independiente que le permita fortalecer su base electoral en la Provincia.
En este contexto, el radicalismo se encuentra en una posición clave: puede ser el puente que facilite acuerdos entre sectores opositores o, por el contrario, optar por una postura más autónoma que le permita destacarse como una alternativa sólida frente al peronismo y La Libertad Avanza.
Como condimento, los intendentes tienen un papel crucial en las alianzas electorales y en la dinámica política local. Por un lado, son figuras clave para movilizar votos en sus municipios y garantizar la implementación de estrategias electorales. Por otro, su capacidad de negociación puede influir en la formación de alianzas entre partidos, especialmente en distritos donde las elecciones suelen ser muy competitivas.
Además, algunos intendentes están explorando alianzas con fuerzas como La Libertad Avanza, mientras otros buscan consolidar su posición dentro de espacios tradicionales como el peronismo o el PRO. Esto los convierte en actores estratégicos para definir el panorama político en la provincia.
– Jorge Ferraresi (Avellaneda): Figura clave del peronismo y cercano a Axel Kicillof. Ha tenido tensiones con La Cámpora, especialmente en temas como el Puerto Dock Sud. Tiene aspiraciones políticas para los próximos ciclos electorales, como 2025 y 2027.
– Julián Álvarez (Lanús): Representa a La Cámpora y ha trabajado en conjunto con Mayra Mendoza en disputas como la del Puerto Dock Sud. Busca consolidar poder para fortalecer una gestión que presenta fisuras.
– Mayra Mendoza (Quilmes): Intendenta camporista, conocida por su fuerte postura en conflictos internos del peronismo, como su enfrentamiento con Ferraresi. Al igual que su par avellanedense, tiene aspiraciones políticas para 2025 y 2027.
– Federico Otermin (Lomas de Zamora): Debutante en la gestión, aliado de los afines al tablero político. Es indudable su definición a favor de CFK.
– Fernando Gray (Esteban Echeverría): Ha tenido diferencias con sectores kirchneristas, buscando mantener una postura más autónoma dentro del peronismo. Ha mostrado acercamientos con el peronismo federal y con Guillermo Moreno.
– Gastón Granados (Ezeiza): Hijo de Alejandro Granados, con un enfoque en consolidar el poder local y fortalecer una gestión municipal que domina con solidez. Es aliado de Kicillof.
– Mariano Cascallares (Almirante Brown): Figura categórica que apunta al poder territorial a fuerza de gestión. Es clave en el armado político del gobernador.
– Nicolás Mantegaza (San Vicente): Con su padrino político, Insaurralde en las sombras, el joven intendente busca posicionarse como un líder emergente en la región.
Cada uno juega un papel en las alianzas y estrategias electorales, especialmente en un contexto de tensiones internas y negociaciones clave.
Más allá de la política en sí y en sus rostros, las elecciones en la provincia de Buenos Aires son cruciales porque este distrito representa el 40% del padrón electoral nacional, lo que lo convierte en un termómetro político para el país. Además, estas elecciones no solo definirán la renovación de la mitad de la Legislatura provincial, sino que también influirán en la configuración del poder político local y nacional.
Con todo esto, el «voto bronca» es una posibilidad real en estas elecciones legislativas, especialmente en un contexto de descontento social y político. La Provincia, siendo el distrito más grande del país, refleja, además las tensiones y frustraciones acumuladas en la población. Factores como la crisis económica, la inseguridad y la percepción de falta de soluciones concretas por parte de los partidos tradicionales podrían impulsar a los votantes a expresar su descontento otra vez a través de opciones alternativas o incluso votos en blanco. Este fenómeno podría reconfigurar el panorama político, dando lugar a sorpresas en los resultados.
Por otro lado, el desdoblamiento de los comicios provinciales respecto de los nacionales, anunciado por Axel Kicillof, añade una capa de complejidad. Esto permite a los bonaerenses enfocarse en temas locales, como la seguridad, la educación y la infraestructura, sin que las dinámicas nacionales opaquen estas prioridades. También es una oportunidad para que los partidos políticos prueben sus estrategias en un escenario clave, especialmente en un contexto de tensiones internas y posibles alianzas.
El tiempo corre: el Gobierno de la Provincia ya está organizando el operativo electoral, en coordinación con la Justicia Federal y el Gobierno nacional. Según las leyes vigentes, el cronograma establece el 9 de julio para el reconocimiento de alianzas, el 8 de agosto para el cierre de listas, el 18 de agosto para la presentación de boletas y el 7 de septiembre para la elección. A todo esto tener en cuenta que las elecciones generales nacionales se llevarán a cabo el domingo 26 de octubre.
En resumen, estas elecciones no solo son un reflejo de las dinámicas políticas actuales, sino que también marcarán el rumbo de la Provincia y, en gran medida, del país.