La necesidad de renovación del movimiento obrero y su reconfiguración política

Cabecera de la Marcha de la Confederación General del Trabajo (CGT) por el día del trabajador. CABA - Cristina Sille/Clarín

La crisis de representación sindical en Argentina no solo afecta la capacidad de convocatoria de la CGT, sino que también reconfigura el rol de los dirigentes gremiales en la disputa política. En este escenario, algunos referentes ganan protagonismo, mientras otros quedan en retirada, todo en un contexto de cierre de empresas, pérdida de empleos y precarización laboral. Por: Sebastián «Tecla» Farias.

El avance de la informalidad laboral y el crecimiento de modalidades de empleo como las aplicaciones de reparto y el trabajo freelance han debilitado la estructura tradicional del sindicalismo. Según datos del INDEC, el 42% de los trabajadores ocupados en los principales centros urbanos se encuentran en la informalidad, lo que representa más de 9 millones de personas sin acceso a derechos laborales básicos.

Además, la dificultad de la CGT para convocar a paros nacionales y movilizar trabajadores refleja un fenómeno preocupante: la caída en la afiliación sindical, provocada por el auge del trabajo precario y la falta de actualización en los esquemas de representación.

Los gremios y la disputa política

En medio de la interna peronista y el enfrentamiento con el gobierno de Javier Milei, el sindicalismo ha tomado posiciones diferenciadas.

Algunos sectores gremiales han reforzado su vínculo con Axel Kicillof y los intendentes, mientras otros mantienen una postura alineada con Cristina Kirchner y La Cámpora. La CTA, con figuras como Roberto Baradel y Oscar De Isasi, se muestra cercana al gobernador bonaerense y busca posicionarse como un actor clave en la resistencia contra el ajuste económico.

Por otro lado, ciertos sindicatos han utilizado su estructura para marcar diferencias dentro del peronismo y presionar por una renovación en el liderazgo político y gremial.

El cierre de empresas y la crisis en el sindicalismo

El debilitamiento del movimiento obrero también se ve reflejado en la situación del sector empresarial. Se estima que en 2025 podrían cerrar hasta 25.000 pymes, lo que implicaría la pérdida de 300.000 empleos. Sectores como textil, calzado, metalurgia y construcción son los más afectados por la flexibilización de controles y la apertura de importaciones.

La desregulación del sistema de salud también ha impactado en los sindicatos, provocando un éxodo masivo de afiliados de las obras sociales sindicales hacia empresas de medicina prepaga. Actualmente, solo 80 de las 297 obras sociales registradas cuentan con solvencia financiera suficiente para garantizar cobertura mínima.

Referentes en retirada: el caso de Saer y la disputa interna

Mientras algunos líderes sindicales intentan consolidar su espacio dentro del ámbito político, otros han comenzado a dar un paso al costado, como lo anunció Héctor Daer, quien se aleja de la conducción gremial. Su salida evidencia las tensiones internas y la dificultad de ciertos sectores para sostener su influencia en un contexto de cambios estructurales.

Además, según información publicada por La Tecla, la disputa dentro del sindicalismo no solo se limita a la CGT y la CTA, sino que se extiende a gremios con peso territorial que buscan redefinir su rol en el escenario político. Los sindicatos que históricamente han influido en las decisiones del peronismo deben enfrentar un nuevo mapa de poder, donde la fragmentación y la falta de unidad juegan en contra de su capacidad de negociación.

Reinversión

En tiempos liberales, en el que muchos especulan que quedan largos años de libertarismo, la pregunta sigue abierta: ¿lograrán los gremios adaptarse a los nuevos desafíos del mundo laboral y recuperar representación, o continuarán perdiendo peso político y sindical en un contexto donde la fragmentación amenaza con desdibujar su influencia?

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