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martes, marzo 19, 2024
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Manejo adecuado de los suelos hortiflorícolas: la clave de una óptima cosecha

Los suelos de las producciones intensivas hortiflorícolas del periurbano del AMBA, luego de varios años en producción sufren un deterioro físico, químico y biológico si se implementa un manejo inadecuado. Proceso que se agudiza si las producciones se encuentran bajo cubierta plástica.

Es importante considerar que el suelo es clave para la producción de alimentos y su óptimo manejo es la base para una producción sostenible.  Desde el INTA AMBA, en el marco de Proyecto Local Hortícola, se invita a reflexionar sobre el cuidado del suelo ya que su degradación es uno de los problemas más importantes a resolver no sólo en la región sino también a nivel nacional.

Es clave remarcar que si los suelos pierden su calidad y capacidad potencial de producir alimentos se ponen en riesgo las necesidades económicas, sociales y ambientales de la población afectando directamente la soberanía alimentaria de la región.

A continuación se mencionarán algunas prácticas de manejo productivas que al implementarlas de manera inadecuada lo afectan, y también posibles soluciones y/o abordajes diferentes.

Una de las prácticas inadecuadas es el uso de fertilización en base a recetas y en exceso, sin adaptarla a la demanda del cultivo y a las condiciones edáficas, generando situaciones de hiperfertilización que se vinculan directamente con la contaminación de las napas, la salinización de los suelos y ladeficiencias inducidas en los cultivos.

En este sentido se recomienda siempre antes de aplicar una fertilización o implementar una práctica de manejo, realizar un análisis de suelo para adecuar los resultados a las necesidades del cultivo (considerando estado fenológico y tipo de cultivo) a la riqueza del suelo y en consecuencia a la fertilización que se implementará.

Es importante destacar que los cultivos que se desarrollan en los suelos degradados (sanilinización, sodificación, hiperfertilización) son más susceptibles a plagas y enfermedades, generando indirectamente un mayor uso de agroquímicos.

Otro punto a tener en consideración es el uso de enmiendas orgánicas, la utilización de enmiendas de origen animal en estado crudo y sin analizar sus características. En general en el Periurbano del AMBA en las producciones intensivas (hortícolas), muchas veces se aplica cama de pollo (cascara de arroz + estiércol) y guano (estiércol puro) sin procesarlas y sin hacer un análisis de sus componentes.

Esto produce acumulación de ciertos nutrientes (como el fosforo, sodio, etc) en el suelo, que conllevan con el tiempo a deficiencias inducidas, salinización y sodificación, pérdida de materia orgánica y consecuencias ambientales. Además es importante destacar que estos productos no se deben aplicar frescos sin compostar, ya que pueden contaminar con bacterias patógenas.

Es, entonces, muy importante que antes de aplicar estas enmiendas se analice su origen, sus características y se composten.

También en el caso de las enmiendas inorgánicas (como yeso y azufre), es incorrecto utilizarlas sin adecuarlas a las características edáficas, debido a que las dosis aplicadas pueden ser incorrectas y de este modo no se cumple con el objetivo buscado. En esta situación es muy importante, previo a su aplicación, hacer análisis de suelo y estudiar sus propiedades.

Abonos verdes y mulching vegetal

Por otra parte, además de las recomendaciones mencionadas para modificar las prácticas de manejo de suelo que conllevan a su degradación, se mencionarán a continuación prácticas sostenibles como: abonos verdes, mulching vegetal y compostados de residuos, que promueven con el tiempo una mejora de los suelos.

El uso de abonos verdes consiste en implantar uno o varios cultivos (se utiliza una mezcla entre gramíneas y leguminosas para tener una adecuada relación Carbono/Nitrógeno) para luego incorporarlos al suelo. Su incorporación y posterior descomposición generan materia orgánica, mejorando la estructura y el resto de las propiedades edáficas. Es una práctica de bajo costo y que su planificación en un ciclo productivo permite una mejora a mediano-largo plazo.

Por su parte, el mulching vegetal consiste en reemplazar la cubierta plástica (polietileno) sobre los lomos que se utiliza tradicionalmente, por una vegetal.

Se puede realizar de dos maneras: una utilizando material vegetal externo (previamente seco y adaptado), y la otra consiste en implantar un cultivo in situ para luego cortarlo, dejarlo secar y realizar, de este modo, la cobertura con este material.

En ambos casos, esta práctica es muy beneficiosa para el suelo ya que controla la erosión, las malezas, la infiltración, cambios de temperatura y tiene el beneficio extra que cuando se levanta el cultivo se puede incorporar al suelo y generar materia orgánica. En este último caso siempre hay que considerar la relación Carbono/Nitrógeno del material que se incorpora.

Compostado de los residuos de cosechas

Generalmente, una vez que los cultivos se cosechan y se levantan, el rastrojo remanente, en muchas quintas, se quema para evitar la propagación de plagas y enfermedades. Sin embargo, si se considera que la descomposición del material vegetal es lo que genera materia orgánica al suelo, estos residuos se pueden compostar y luego incorporar. Así se podrá recuperar el material vegetal a través de la generación de humus y con las temperaturas elevadas que se generan durante el proceso de compostaje, se disminuye el riesgo de contaminación con enfermedades, plagas y nematodos.

Concientización

Aquí se han mencionado algunas prácticas de manejo de los suelos recomendadas para reducir y revertir la degradación y recuperar su capacidad de producción. Desde el Proyecto Local Hortícola y desde las agencias de extensión del INTA AMBA, se trabaja con los/as productores/as familiares para que conozcan la importancia del cuidado de este recurso no renovable.

En este contexto se realizan talleres, de concientización y capacitación y jornadas de campo donde se trabaja el manejo actual los suelos y sus consecuencias, como también se proponen alternativas sostenibles desde las cuales se analiza su efecto en las propiedades edáficas, y la posibilidad de adopción en el esquema productivo.

Consideramos que para lograr un cambio es muy importante que el abordaje de las posibles soluciones no se limite a trabajos experimentales, sino que también sea una tarea conjunta entre técnicos/as de diferentes ámbitos y productores/as, para que la tecnología generada sea efectivamente adoptada.

Para más información:

Ing. Agr. Marisol Cuellas
cuellas.marisol@inta.gob.ar

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