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jueves, marzo 28, 2024
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Aquellos remates que forjaron nuestra zona Sur

Fueron los martilleros quienes vendieron estas tierras. Los compradores venían desde la Capital Federal en trenes o colectivos especiales. Se preparaban cartillas de ventas y se servía un ágape.

Por Federico Gastón Guerra*

Es innumerable, hoy en día, la cantidad de compradores que adquirieron sus terrenos en las décadas del ‘50 o ‘60 por intermedio de inmobiliarias de Capital Federal que ponían en venta tierras en la zona sur; acaso, esta es una de las razones por la cual en la hoy hay tanta población en este sector del Gran Buenos Aires.

Los compradores venían traídos en trenes especiales o en “bañaderas“. Pero debe destacarse que en ningún caso se permitía el ingreso de los niños a dichos medios de transporte.

“Autos gratis ida y vuelta: saldrán de Plaza Constitución, a las 15 en punto, No podrán viajar menores aunque concurran acompañados“, decía una cartilla de remate del año 1948 en la cuál se promocionaban terrenos de Monte Grande.

El asunto de los niños, tiene que ver con dos hipótesis: la primera que los chicos no deberían meterse en asunto de los grandes y la segunda, la más creíble, que ocupaban lugar y de esta manera un asiento menos estaba disponible para un verdadero potencial cliente.

Importante cartillas

Cada rematador preparaba lujosas cartillas para publicitar las tierras que tenía a la venta; y las mismas se regalaban a cada cliente o comprador. Esta costumbre viene desde principio de siglo ya que Turdera en 1912 tenía un cuadernillo importante con todas las bondades que el ejido tenía para ofrecerle a futuros dueños.

No todas eran de varias páginas pero sí todas le contaban a la gente cuáles eran los medios de transporte, servicios que tenía el lugar, construcciones aledañas y de que manera se podía viajar a Capital Federal.

Además se ponían al dorso las formas de pago y en que forma se podía obtener la escritura. La cantidad de lotes que se vendían era algo bastante inestable: en Turdera en 1943, en el límite con Adrogué, se pusieron a disposición de los compradores algo así como 190 lotes, y en otros parajes los loteos recién comenzaban a venderse de a uno.

Máximo Paz, barrio La Unión, Monte Grande, Temperley, Turdera, Adrogué, Burzaco… fueron avanzando a fuerza de remates y clientes porteños. Y para que el comprador no se fuera con las manos vacías algunas veces se acostumbraba a servir un ágape al mediodía. Los artilugios eran variados, pero efectivos.

Una carpa de lona, distinguía el lugar del rematador y como se dijo en variadas oportunidades se disponía de almuerzos, o pequeños refrigerios.

“En Turdera, el día de la venta de terrenos se brindó y además vino la banda de música de la ciudad de La Plata para animar la jornada“, es lo que vecinos antiguos de la zona, recuerdan de lo que sus padres le contaron.

Mentiras piadosas

Una constante era la de escribir cosas que no eran o describir en las cartillas de venta cierto aspectos que en ese entonces lejos estaban de concretarse.

Dibujar los planos de remate fuera de escala para que la estación de ferrocarril pareciera más cerca era un arma muchas veces utilizadas. Aunque hay una anécdota que pinta cuerpo entero la situación: “Se está dando término, a las obras que pondrán en marcha a el tren eléctrico que unirá Ezeiza con la Capital Federal y que pasará por Turdera. En breve se dará comienzo a esta obra de bien social y económico”, la frase pertenecía a un cuadernillo de remate ¡de 1948!; el tren eléctrico llegó casi 35 años después.

Además, muchas veces los lugares que se mencionaban no eran exactamente esos. En 1947 una cartilla hablaba de terrenos que se vendían frente a la estación Temperley, pero una foto interior marcaba que el lugar de las tierras era a 1700 mts. de Pasco y avenida Almirante Brown, es decir, nada que ver.

Pero más allá de toda crítica, vale decir que el Sur le debe mucho a esos intrépidos rematadores que llenaron vacíos con gente de trabajo y que supieron vender tierras que hoy por hoy son importantes urbes. Así se consolidó nuestra zona… a fuerza de ávidos rematadores por ganar dinero y de gente necesitada de un terreno para hacer su casa. Intereses opuestos pero que ayudaron a un mismo fin: el crecimiento de toda una región.

*el autor es periodista, escritor e historiador

2 Comentarios

  1. Tan importante para nuestra región, la tarea de «….intrépidos rematadores…» es tener conocimiento de los orígenes de los lugares en que vivimos y esto es posible a gente como el Lic Federico Guerra ,joven y apasionado periodista ,vecino de la querida localidad llamada TURDERA. Gracias Lic por sus aportes históricos

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