Nació el 26 de abril de 1900. Dejó una huella única en el periodismo y la literatura argentina. En Los Siete Locos, sus protagonistas recorren rincones del Sur con una descripción Inconfundible. Falleció el 26 de julio de 1942.
Por: Federico Gastón Guerra.
Roberto Arlt, periodista, escritor, dramaturgo, describió en la novela Los Siete Locos: «Un trozo de andén de la estación de Temperley estaba débilmente iluminado por la luz que salía de la puerta de la oficina de los telegrafistas”. Este genial compositor nació el 26 de abril de 1900.


«Cuando llegaron a Temperley, Barsut se sacudió como si despertara escalofriado de un sueño penoso, y se limitó a decir: – ¿Por dónde es? Erdosain extendió el brazo, señalando vagamente la distancia que debía caminar, y Barsut siguió el rumbo», escribió Arlt en «Los Siete Locos», editada en 1929.
“Los siete locos, Los lanzallamas hablan de la Argentina de las primeras décadas del siglo veinte, un mundo que ha perdido su fe -y que, por lo tanto, ha perdido el sentido de sus actos-; una sociedad en crisis, que ha perdido sus valores y sus creencias”, se lee en el artículo Vientos de conspiración en «Los siete locos». «Los lanzallamas» de Roberto Arlt, de la investigadora Sylvia Saítta.
Quinta
“Caía el tierno azul de la mañana en los bardales de las calles oblicuas. Tallos, pasteles de todos los verdes y árboles, creaban informes edificios vegetales, crestados por penachos flexibles y bifurcados por laberintos de leñosidades rojas. Esto bajo el aire que ondulaba suavemente, de forma tal, que esas fantásticas construcciones del botánico azar parecía flotar en una atmósfera de oro, que tenía la lucidez vítrea de un cristal cóncavo, reteniendo en su esfericidad el profundo hedor de la tierra. –Linda la mañana –dijo Barsut. Y ya no hablaron más hasta llegar al frente de la quinta”, escribió en la novela.
Para Leandro Alva, profesor de literatura: “Allí se describe una quinta, leímos bien todos los pasajes de cómo llegar partiendo desde la estación y concluimos que podía ser La quinta Arancedo, ya demolida, o Villa Grampa, donde fuimos a visitar a la actual dueña”, luego prosiguió: “Cuando vimos las dos palmeras en la entrada, el camino de piedras y unas caballerizas, automáticamente recordamos esas descripciones en la novela. Pude ingresar a la casona y, para nosotros, está inspirada en ese lugar”, se lee en una nota realizada por Damián Grassi en el Diario LA UNION.
El novelista dejó variadas marcas en el libro sobre el paso de Erdosain por Temperley: “(…) sentóse en un banco junto a las palancas para los cambios de vías, en la oscuridad. Tenía frío y tal vez fiebre. Además, experimentaba la impresión de que la idea criminosa era la continuación de su cuerpo, como el hombre de tiniebla que pudiera arrojar en la luz. Un disco rojo brillaba al extremo del brazo invisible del semáforo; más allá otros círculos rojos y verdes estaban clavados en la oscuridad, ya la curva del riel galvanoplastiado de esas luces sumergía en las tinieblas su redondez azulenca o carminosa. A veces la luz roja o verde descendía. Luego todo permanecía quieto, dejando de rechinar las cadenas en las roldanas y cesando el roce de los alambres en las piedras”.
Arlt falleció joven el 26 de julio de 1942. Él se fue pero nos dejó para siempre las huellas de esos Siete Locos en el Sur que aún crujen y conspiran por las calles temperlinas…