Ayer, a raíz del operativo de detección en el que se confirmaron más de 50 casos de coronavirus y otros 50 en estudio, autoridades dispusieron el aislamiento de la barriada, pero vecinos dicen que esta no es la mejor forma: “Venimos denunciando y reclamando por agua potable, kits de higiene, alcohol en gel, lavandina, jabón”. Además, piden subsidios.
La alarma por la presencia del Covis-19 se encendió en la región por la gran cantidad de casos que se revelaron en la populosa Villa Azul de Quilmes al límite con Avellaneda que terminó siendo aislada por fuerzas de seguridad tal como señalo este medio ayer (ver «Aíslan al barrio Villa Azul: en un operativo de detección de Covid-19, confirmaron más de 50 casos» y «Reclamaron en el Acceso Sudeste por controles y testeos de Covid-19 en Villa Azul«). En este lugar los vecinos mismos venían pidiendo testeos ante la presencia de un caso confirmado y de habitantes con síntomas, dado por áreas de estrechez del humilde barrio que lleva a muchos de sus 3500 habitantes a compartir a veces el mismo espacio, los mismos pasillos, los mismos negocios, situación agrabada por la carencia de agua corriente en una parte importante de Villa Azul.
“En el barrio tenemos carnicería, verdulería y almacén, pero ahora deben estar cerrados. No sabemos cómo vamos a seguir con todo”, señaló a Data Conurbano Kari D’Tuni, una vecina de Villa Azul, quien se sumó a un reclamo ya que existe disconformidad por la medida tomada por el gobierno provincial y municipal a cargo de Mayra Mendoza.
Según los vecinos, “se ha militarizado el barrio, prohibiendo la salida y el ingreso de los habitantes del barrio con un vallado custodiado por la policía, gendarmería”, recalcan que “no es con estas medidas que se enfrenta la pandemia de Covid-19”.
“Los habitantes venimos denunciando y reclamando la falta de agua potable, kits de higiene, alcohol en gel, lavandina, jabón. Debido a que somos cientos de trabajadores formales e informales, hemos perdido nuestra fuente de ingreso”, apuntaron, y destacaron el cierre del comedor popular «Los Cebollitas», lugar que, como otros, abastecían de alimentos a numerosas familias.
“Antes que empiece pandemia había dos o tres comedores y cuando empezó la cuarentena se agregaron otros tres o cuatro más. Todo se hace a pulmón, en algunos casos con ayuda de la municipalidad. Ahora cerro todo. Estamos en una situación crítica no dejan entrar ni salir a la gente. La verdad que es un casos esto”, se lamentó Kari D’Tuni.
Es en este sentido que declararon como “necesario”, “un subsidio de $30.000 para todos los desocupados y precarizados, provisión inmediata de alimentos para los comedores populares, garantizar kit de limpieza y protección en todos los barrios, testeos masivos a toda la población de los barrios carenciados, donde hay casos positivos, comenzando por quienes se desempeñan en los comedores populares”.
Además, hablaron de la importancia de apurar “soluciones habitacionales de emergencia para las familias hacinadas y para aislar a quienes han tenido contacto con personas contagiadas”.