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Encuentro: Norberto Galasso y Ana Jaramillo homenajearon a Manuel Ugarte a 70 años de su muerte

Fue en el marco del seminario que organizado conjuntamente por las universidades nacionales de la Artes y de Lanús en recuerdo a la obra importante del pensador, escritor, diplomático y dirigente político que promovió la unidad política de Latinoamérica.

Días atrás se cumplieron 70 años del fallecimiento de Manuel Ugarte, el pensador, escritor, diplomático y dirigente político, quien fuera uno de los mayores impulsores de la unidad latinoamericana en el siglo 20. En ese marco, las universidades nacionales de las Artes (UNA) y de Lanús (UNLa) desarrollaron un seminario en su homenaje, que tuvo como panel de cierre la participación del prestigioso historiador Norberto Galasso y de la rectora de la UNLa, Ana Jaramillo.

El evento se realizó de manera presencial en la sede de la UNA, ubicada en Sánchez de Loria 443 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La actividad estuvo organizada por el Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano, el Departamento de Planificación y Políticas Públicas, la Especialización en Pensamiento Nacional y Latinoamericano, el Centro de Estudios Latinoamericanos “Manuel Ugarte”, el Instituto de Cultura y Comunicación, la Secretaría de Investigación y Posgrado de la Universidad Nacional de Lanús; y la Licenciatura en Artes y Pensamiento Latinoamericano del Departamento de Folklore de la Universidad Nacional de las Artes.

Un primer panel estuvo integrado por Víctor Yuto, titular del Departamento de Folklore de la UNA; Francisco Pestanha, director del Departamento de Planificación y Políticas Públicas de la UNLa; y Hugo Chumbita, reconocido historiador.
Yuto dio la bienvenida en representación de la casa de altos estudios anfitriona y expresó:

“la ultraderecha avanza en la Argentina, así que hay que estar preparados y trabajar en la identidad y la descolonización”.

Pestanha dijo: “Pensadores como Ugarte nos han dejado su legado para que nosotros lo continuemos. Este es un desafío epistemológico”. “Las revoluciones burguesas intentaron destruir la relación de proximidad. En la historia que nos enseñaron en el secundario comenzábamos por la historia universal, después la de Europa hasta la independencia argentina y allí desaparecían las historias de los otros países latinoamericanos. Esta es la fragmentación y la dialéctica de los opuestos impulsada por la burguesía”. “Si no nos descolonizamos no vamos a poder ser. Hay que dar la pelea en las universidades”.
Chumbita, por su parte, fue contundente: “Ugarte se adelantó a su tiempo. Los países latinoamericanos desmigajados son el terreno propicio para el colonialismo”. “Este autor tiene una vocación universalista al decir: La patria es para el pueblo lo que para el hombre es la voz”. “Ugarte fue, sobre todo, contra el imperialismo yanqui, pero también contra el británico puntualmente en el tema de los ferrocarriles”. “Estamos subordinados y todavía no hemos emergido, sobre todo en la educación superior”.

En el segundo panel, Horacio Mosquera invitó a “incluir a Ugarte en la cotidianeidad desde el espacio universitario”, mientras Mara Espasante (directora del Centro Ugarte de la UNLa) hizo un análisis de los aportes del pensador. “En 1901 empieza su obra antiimperialista yanqui y habla de colonialismo ideológico”. “No hay soberanía posible sin la reconstrucción e integración de América Latina”. “Habló de nacionalizar los recursos naturales y de la importancia de la intervención del Estado”. “Propone un sentir nacional –que implica también latinoamericano- en la educación”.

Marcelo Rodríguez, de la Universidad Nacional de Avellaneda, instó a “dar pelea en el ámbito académico, ya que se han invisibilizado a estos pensadores desde el poder y hemos naturalizado la historia que nos venden, que incluye una fragmentación cultural”. “Manuel Ugarte fue un militante y su pensamiento tiene una proyección política.

Diego Mora Delepian, profesor de la UNA, la Universidad Arturo Jauretche y la Universidad de las Madres, señaló “el compromiso físico y material de Ugarte; mientras Ana Arias (investigadora y trabajadora social) rescató un texto del autor homenajeado: “Debemos considerar a los pueblos como al mar, no sólo mirando sus olas, sino contemplando su conjunto. Una gota es blanca y el mar es azul”.

Fue aquí donde se destacó el costado poético de Manuel Ugarte. Luciana Saez, quien realizó una pintura alusiva durante el desarrollo del seminario, recitó una poesía acompañada por teatro chino. A continuación, una cantante y un guitarrista interpretaron una canción de Silvio Rodríguez.

El panel de cierre, integrado por Jaramillo y Galasso, fue presentado por Horacio Mosquera y Mara Espasande.

Jaramillo expresó que “la educación popular más nacionalismo es igual a democracia” y que “hay pocas universidades que descolonicen. Si no descolonizamos la educación vamos por mal camino”.

Galasso, por su parte, sostuvo que “Ugarte hablaba de socialismo nacional en 1901 y en 1910 de colonialismo. Él era nacionalista, latinoamericanista y anticolonialista”. “La Patria Grande fue despedazada por los imperios”. “Ugarte fue un hombre silenciado y sufrió la indiferencia de los hombres de su época, por su perspectiva nacional y latinoamericana. De hecho, tuvo que editar sus libros en el exterior”, concluyó.

PERFIL
Ugarte nació en Buenos Aires el 27 de febrero de 1875 y murió en Niza (Francia) el 2 de diciembre de 1951. Militó durante un tiempo en el Partido Socialista y formó parte de los círculos literarios y periodísticos de su ciudad natal. Fundó y editó el diario La Patria y la revista Vida de hoy. Autor de varios libros, entre ellos: El porvenir de América Latina y Patria Grande. Precursor de la Izquierda Nacional en América Latina. Fue socialista y apoyó al peronismo.

Residió en el extranjero durante varios años. Entre 1897 y 1903 residió en París, en esta etapa se forja su pensamiento hispanoamericano y socialista. Durante un viaje a los Estados Unidos, en 1898, estudia las invasiones a México, Cuba y Nicaragua, que cataloga de imperialistas, lo cual lo llevó a adoptar una posición decididamente antiestadounidense y anti-imperialista. Representó a la República Argentina como embajador ante México en el período de 1946 a 1948, ante Nicaragua en 1949 y ante Cuba en 1950.

Ugarte criticó duramente la injerencia de los Estados Unidos en la región, inspirado en hechos como la invasión a México, la escisión de la provincia de Panamá de Colombia, y otras intervenciones diplomáticas, comerciales y militares en los asuntos internos de las naciones sudamericanas.

La visión de Ugarte se apoya en las ideas de José de San Martín y Simón Bolívar respecto a la unidad de las ex colonias de raíces españolas en una federación latinoamericana,2​ en apoyo a la idea del exiliado soviético León Trotski, de los “Estados Socialistas de América Latina”.​ En contraposición, la visión panamericana propuesta por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, postulaba un origen y destino común de todas las naciones americanas desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Ugarte veía esta idea de Estados Unidos como una maniobra para establecer pequeños países de escaso peso político y someter a toda América a su supremacía.2

Sus obras incluyen libros de viajes, escritos políticos, novelas, cuentos y poemas, algunos de los cuales fueron traducidos al francés, inglés, italiano y ruso. De su obra poética, de corte modernista, destacan Palabras de 1893, Versos de 1894, y Vendimias juveniles de 1907. Es autor también de libros de cuentos, como Cuentos de la Pampa de 1903, Cuentos argentinos, 1908, y de ensayos literarios, artísticos y sociopolíticos como El arte y la democracia, 1905, La joven literatura hispanoamericana, 1906, El porvenir de América latina, 1910, El destino de un continente, 1923, El dolor de escribir, 1933, La dramática intimidad de una generación, 1951.
Ugarte y Perón

Luego del triunfo electoral del peronismo el 24 de febrero de 1946 decidió el regreso a su patria. El 31 de mayo Ernesto Palacio lo acompañó a la Casa Rosada para presentarlo ante el presidente. Tanto Perón como Ugarte simpatizaron instantánea y recíprocamente.

En septiembre de 1946 fue designado embajador extraordinario y plenipotenciario en la República de México. Por primera vez, Argentina obtenía un reconocimiento oficial a la capacidad y la lucha mexicana. México era el país al que había escrito reiteradamente contra las agresiones estadounidense y donde tenía tantos amigos y discípulos. Manuel Ugarte tenía entonces setenta y un años.

En agosto de 1948, luego de algunas diferencias con funcionarios de la embajada en México, es designado en Nicaragua, donde permaneció poco tiempo y a comienzos de 1949 fue nombrado embajador en Cuba.

A fines de 1949, en un intento por recomponer relaciones con los EE. UU., Perón, reemplazó al ministro de Relaciones Exteriores, Juan Atilio Bramuglia, de tendencia socialista, por Hipólito Paz de ideas más conservadoras. A causa de intrigas en la Cancillería y algún desdén y faltas de respeto por parte de los nuevos funcionarios, que denuncia en una carta a Perón, Ugarte presentó su renuncia al cargo,1​ sin por eso dejar de apoyar al gobierno argentino.

Alejado de la función pública decidió visitar nuevamente México donde un grupo de intelectuales realizaron un homenaje en su honor.

En noviembre de 1951 retornó a Buenos Aires con un solo objetivo: votar y apoyar la reelección de Perón. Luego de la reelección del presidente Perón, regresó a Madrid donde permaneció unos pocos días para instalarse nuevamente en Niza donde falleció el 2 de diciembre.

Repatriación de sus restos y homenajes
En noviembre de 1954, Jorge Abelardo Ramos organizó una Comisión de Homenaje, con la finalidad de recibir los restos del gran argentino fallecido en el ostracismo. Los restos de Ugarte llegaron al país acompañados por su viuda, Therese Desmand, y fueron recibidos por varias personalidades en el puerto de Buenos Aires.

En el funeral cívico, que se realizó esa noche en el salón Príncipe George, de Buenos Aires, hablaron el socialista Carlos María Bravo, el comunista-peronista Rodolfo Puiggrós, el diputado nacional peronista John William Cooke y Jorge Abelardo Ramos. Unas cuatrocientas personas concurrieron a la despedida de Ugarte. El presidente Perón envió un telegrama de adhesión. Actualmente sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta.
Las ideas de Manuel Ugarte han sido recogidas por la corriente política argentina Izquierda Nacional y, hoy, son principios comunes a los esfuerzos de integración continental y de amplios sectores del nacionalismo latinoamericano.

La Revolución Mexicana le puso su nombre a una calle, Francia le otorgó la Legión de Honor.4 En su honor una calle del barrio porteño de Coghlan lleva su nombre.

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