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La estación de Temperley cumplió 150 años

Un 16 de octubre de 1870, Jorge Temperley, un comerciante de origen inglés, realizó la división de sus tierras y a partir de ese día comenzaría a gestarse la ciudad de Temperley. Y casi un año más tarde, un 1 de enero de 1871 quedaba inaugurada la estación tranviaria que llegó a ser uno de los nudos ferroviarios más importantes de Latinoamérica.

Por Federico Gastón Guerra

Alfredo Grassi, miembro del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora, afirma en su artículo LAS QUINTAS AL ESTE DE LA ESTACION DE TEMPERLEY que “el 1 de enero de 1871 (Temperley) cedió tierras para que se instalara la primitiva estación ferroviaria que estaba ubicada en la actual calle General Paz y vías del ferrocarril, para 1884 se trasladará a su lugar actual”.

“Al este de las vías férreas encontrábamos algunos caminos principales, que dividían estancias, chacras y quintas”, agrega el historiador. Y los enumera: Camino del Monte Grande a Quilmes (Av. Eva Peron- 9 de Julio) se unía al Camino Real (Av. H. Yrigoyen) y continuaba por la actual Av. Antártida Argentina. Camino a la Estación (calle Esmeralda). Camino de Santa Catalina (calles Armesti – Cerrito – Garibaldi). Camino de la Diligencia (Av. Almirante Brown)”.

Hacia1854 Temperley adquiría unas tierras delimitadas por las hoy calles Dorrego, Lavalle, Juncal, Avenida Almirante Brown, Eva Perón y 9 de Julio. La propiedad se la había comprado a la familia Marenco.

La quinta que fuera propiedad de Jorge Temperley era una de las más lujosas del Río de la Plata; a todo esto el arquitecto Alberto De Paula escribió en un trabajo sobre Temperley lo que un manual turístico decía en 1869: “La quinta del señor Temperley es de lo más agradable que pueda imaginarse: de puro estilo inglés, con hermosos parques a través de los cuales pasa el ferrocarril: debido a esto se ha valorizado mucho dicha propiedad. El señor Temperley está un poco más allá de la estación a la derecha (…) “.

Lo cierto, es que más allá del lujo y la pomposidad, la chacra es dividida totalmente para dar paso a un nuevo pueblo, lo que constituiría a la postre una de las ciudades más importantes del Gran Buenos Aires.

Llega el Ferrocarril
Antes de llevar a cabo la concreción de una villa, Temperley pensó que un punto fuerte para atraer a futuros compradores, aunque al menos fuera para afincarse los fines de semana, era la erección de una estación de ferrocarril; es por eso que el propietario de la tierra pide a el Ferrocarril Sud que se establezca una estación en esos solares, pero, aunque hoy nos parezca mentira, la empresa ferroviario le denegó el pedido ya que veían inútil tal gasto ya que la estación de Lomas estaba a un (1) kilómetro de allí.

Pero, a esta negativa, Jorge Temperley volvió a insistir pero esta vez fue más precavido y no sólo donó las tierras y los materiales para la parada ferroviaria sino que además dijo que en breve nacería un nuevo poblado en esas tierras vírgenes. Por supuesto que esta vez la estación se construyó y el nombre elegido para ella, fue justamente Temperley, al habilitarse oficialmente el 1 de enero de 1871.

Ya con todo preparado comenzaron los anuncios, acerca del remate que se llevaría a cabo el 16 de octubre de 1870. Según consta en el libro sobre la historia de Temperley de los historiadores Gualco y De Paula los anuncios del remate decían: “Venderemos a la más alta postura y sin retirar, los 139 lotes de terreno marcados en el plano, garantizamos al público que la posición de los terrenos es de lo más lindo y lo más pintoresco y alto de Lomas. (…) Tren expreso gratis de ida y vuelta. Sale de la Estación Lima a las 10.30 AM y el viaje dura media hora. Almuerzo a las once. Remate a las doce“, la firma de este escrito correspondía a la Inmobiliaria Rodríguez Larrazabal y Cía.

Finalmente, el remate de tierras fue un éxito ese 16 de octubre de 1870. Aunque un detalle faltaba, ya que no se le había dado aviso al municipio de este proyecto y el naciente pueblo no contaba en su trazado con un “centro cívico“ bien formado, y a raíz de esto en 1872 se efectúa una denuncia en el Concejo Deliberante, acerca de la clandestinidad de aquel remate.

En definitiva más allá de idas y venidas algunos años después Temperley se oficializaba y el episodio quedaría para el anecdotario. Eso sí, ese primer remate fue el peldaño principal para armar la historia de un pueblo, hoy devenido en gran ciudad, llamado como su primer propietario: Temperley.

*el autor es periodista, escritor e historiador 

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