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«Pozo de Banfield», Pozo de Quilmes e «Infierno»: dos sobrevivientes afirmaron que se debe «conocer la verdad ante las voces que niegan los hecho»

Dos testigos relataron hoy los secuestros y las torturas que padecieron durante la última dictadura cívica militar y coincidieron en señalar que con sus testimonios pretendían dar a «conocer lo que pasó ante las voces que niegan estos hechos», al declarar en una nueva audiencia el juicio de lesa humanidad que se sigue en los tribunales federales de La Plata por los crímenes cometidos en los centros clandestinos de «Pozo de Banfield», Pozo de Quilmes e «Infierno».

Se trata del matrimonio compuesto por Jorge Garra y Nora Feliz, quienes comparecieron ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que desde octubre de 2020 juzga a 16 represores, entre ellos el exmédico policial Jorge Berges, por los delitos cometidos en esos centros de tortura y exterminio.

Durante esta audiencia también se leyeron las nuevas imputaciones para el acusado Alberto Candiotti por más de una treintena de casos de privación ilegítima de la libertad y torturas infligidas en el excentro clandestino que funcionó durante la última dictadura militar en la Brigada que la Policía de la provincia de Buenos Aires tenía en la localidad de San Justo.

Sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en San Justo ya se realizó un juicio, pero este imputado no había sido incluido entre los acusados de ese proceso oral y público.

Candioti, quien hoy se negó a prestar declaración indagatoria, fue teniente primero y luego capitán del Destacamento 101 de Ejército y, según la imputación leída hoy «fue un auxilio imprescindible para la comisión de los hechos que aquí se juzgan», que incluyen al menos 39 casos de privación ilegítima de la libertad y tormentos.

Garra y Feliz, una pareja de sobrevivientes que aún permanecen casados, declararon hoy que durante sus cautiverios estuvieron alojadas en la Brigada de San Justo.

«El 30 de diciembre de 1977, una patota de la policía de la Provincia allanó nuestra vivienda, mejor dicho la casa de mi suegra, porque ya habían sido detenidos varios compañeros y sabíamos que estábamos entre las posibles víctimas por eso estábamos allí, en Sarandí», comenzó a relatar Jorge Garra.

Contó que junto a su esposa Nora Feliz fueron llevados en un automóvil Torino blanco hasta un centro de detención que posteriormente supo que era la Brigada San Justo.

«Fuimos separados. A mí me llevan a una habitación donde fui torturado a través de picanas, de golpes y submarino. Sufrí distintos vejámenes durante cuatro o cinco días consecutivos. Me sometieron a sesiones de tortura e interrogatorios», detalló.

Garra dijo que sus torturadores pedían «nombres, direcciones» y que «ante mi negativa que sostuve de conocer filiaciones y domicilios, los interrogatorios y torturas se volvieron sistemáticos».

Pasado ese período de tomentos reiterados, la víctima fue llevada a un patio donde sujetos que decían pertenecer a un grupo «de inteligencia» lo siguieron interrogando.

La pareja fue liberada el 13 de enero de 1978, recordó el hombre que aportó los apodos de sus captores: «El eléctrico», «Jirafa» y «Teniente».

«Quiero agradecer que este juicio se siga desarrollando a más de 46 años de los acontecimientos. Les quiero decir que las víctimas tenemos la necesidad de que esto se sepa. Vivimos en una época, en un momento en el cual algunas voces niegan los hechos que fueron tristemente acontecidos en nuestro país», remarcó el sobreviviente.

Garra expresó también su repudio por recientes declaraciones de Luis Moreno Ocampo, quien afirmó que el Partido Comunista (PC) «fue cómplice de la dictadura» y sus militantes «no fueron torturados».

«Los comunistas sufrimos la represión, no solamente mi caso, también lo sufrieron otros compañeros. Hay más de 200 desaparecidos y hubo 1.500 detenidos. Esa memoria de los 30.000 debe ser permanentemente mantenida para que sea realidad la consigna de memoria verdad y justicia», concluyó su testimonio.

Su esposa, Nora Feliz, también detalló las torturas sufridas en la Brigada San Justo tras ser secuestrada junto a su esposo.

«A mi me llevaron a una escalera donde había otra gente, un tipo me pregunta el nombre, me da una trompada y le dice a otro: ´a esta llévensela a la parrilla que va a hablar´», recordó.

Expresó que «fueron tres o cuartro sesiones de tortura con picana y en una de ellas recuerdo que trajeron a mi marido, que estaba bastante mal y lo pusieron arriba mío para que sintiera cómo me pasaban electricidad».

El TOF 1, presidido por Ricardo Basilico, juzga por los delitos cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno al exministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, Jaime Smart; el exmédico policial Jorge Antonio Bergés y a los imputados Federico Minicucci; Carlos María Romero Pavón, Roberto Balmaceda y Jorge Di Pasquale.

También empezó a juzgar a Guillermo Domínguez Matheu; Ricardo Fernández; Carlos Fontana; Emilio Herrero Anzorena; Carlos Hidalgo Garzón; Antonio Simón; Enrique Barré; Eduardo Samuel de Lío y Alberto Condioti. (Télam)

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