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Lomas de Zamora: aquellos carnavales de corso y fantasía

Juegos con agua, serpentina y color. Nostalgia de aquellos veranos de disfraces, alegría y orquestas típicas. Por: Federico Gastón Guerra*

“¡Qué progresos has hecho, pebeta! / Te cambiaste por seda el percal / Disfrazada de rica estás papa / Lo mejor que yo vi en carnaval (…)”, cantaba Carlos Gardel en 1927 y su voz, única, retumbaba en cada esquina de cada barrio. Era el tango Carnaval de García Jimenez y Aieta. Es que el corso y la fiesta del Rey Momo era la cita obligada de cada verano en los albores del siglo XX. Y Lomas de Zamora y sus alrededores no eran ajenos a esos festejos del vecindario.

Del archivo periodístico de Roberto Vicchio.

Laprida se engalanaba de fiesta para los carnavales. Aquellos corsos, que no iban a contramano, eran algarabía por esa calle hasta la actual avenida Hipólito Yrigoyen. Los memoriosos vecinos consultados coinciden en que en esa esquina se levantaba el palco oficial: “Y hasta se entregaban galardones a las carrozas que participaban del mismo”, detallan.

Antonio, vecino del Barrio San José, en Temperley, me recordó hace unos años que era típico esperar esas festividades porque “mayormente venían algunas orquestas los días de carnaval; los sábados y domingos era bailes con música, digamos”. Además, recordaba con nostalgia, “había muchos disfraces, la gente la pasaba muy bien. Eran bailes familiares”.
Además, algunos bailes de carnaval se realizaban en el Palacio Municipal: se preparaban romerías en el salón principal del edificio del municipio, sumados a los corsos de la actual calle peatonal Laprida.

Dignamente
El diario LA UNION del sábado 22 de febrero de 1936 (colección del investigador Fernando Esteban) destacaba en portada un extenso artículo con los detalles de los bailes de ese año bajo el título: “Lomas de Zamora se apresta a celebrar dignamente el carnaval”. Allí el augurio era que “el corso oficial alcanzará el éxito que cabe suponer”.

Aquel carnaval ocuparía en el calendario los días 23, 24, 25, 29 y 1 de marzo de 1936. Y como en años anteriores el recorrido era sobre la calle Laprida, desde avenida Meeks hasta Necochea; por esta hasta Gorriti, Laprida hasta Azara y de regreso por la avenida General Rodríguez hasta Portela.

Carnavales de Lomas. Del archivo periodístico de Roberto Vicchio.

La algarabía sería al compás de mucha música. Así el matutino detallaba que la misma estaría a cargo de Radio Prieto: “La que ha instalado altoparlantes en todo el recorrido del desfile”. Y se aclara, por si hace falta, que “dada la seriedad de la empresa cocesionaria, cabe suponer que las trasmisiones serán perfectas”.

Además se advierte que “los vehículos (…) no podrán ingresar al corso sino se encuentran perfectamente adornados (…). Tampoco será permitida bajo ningún concepto la permanencia de personas que sobre el vehículo no se encuentren correctamente vestidas”.
“Por otra parte es innegable –se lee en el diario– que el uso de caretas y antifaces propiciará una mayor animación en las fiestas a efectuarse en los distintos barrios”. Y por supuesto se aclara que “por resolución policial será permitido el juego con agua en la metrópoli (…)”. Claro que “el uso de agua será únicamente con pomo”. En esa edición de 1936 se anunciaban en tapa que “Se iniciarán los bailes en el Club Atlético Temperley”.

Fútbol en pleno carnaval
Eran tan populosas aquellas fiestas que todo evento a realizarse en esa fechas era puesto en duda. Es que la concurrencia participaba toda en aquellos corsos de agua y música en los barrios.

Vale recordar el caso de aquel partido internacional que fue sensación el 19 de febrero de 1928 entre el Club Atlético Temperley y Wanderers Football Club, de Montevideo que concluyó 2 a 2.

Marcelo Ventieri, historiador del club celeste, detalla: “En el año 1928 bajo la presidencia de Juan A. Muller y Alfonso Bastín, se realizó un partido de fútbol internacional, que alcanzó trascendental importancia no solo en nuestra zona, sino en todo el ambiente futbolístico. Temperley enfrentó a Wanderers Football Club, de Montevideo”.

Y si bien había dudas sobre la concurrencia, el investigador agrega que “las fiestas de carnaval, muy concurridas, no hicieron mella en la voluntad de los simpatizantes a presenciarlo”

Se jugó en la actual cancha del Club Temperley que por ese entonces solo contaba con el contorno que bordeaba el campo de juego como únicas instalaciones para el acceso al público, además de la casilla-vestuario situada en donde hoy se levanta el palco central de la platea. Delante de esta sencilla construcción había unos escalones que oficiaban de tribuna, escribió en un artículo sobre aquel encuentro histórico en pleno carnaval.

Albores del siglo XX
Ya en el inicio del siglo XX y final del XIX, el carnaval ocupaba su lugar en aquella aldea que avanzaba a paso firme. Es así que el diario centenario LA UNION en sus páginas principales ya recordaba que habría fiesta organizada por las damas de la Comisión Pro Ensanche del Templo de Temperley.

Foto archivo Juan Carlos Salvia. Agua para carnaval.

La cuadrilla municipal de Temperley ha terminado el arreglo de la calle Santa Catalina y la compostura del puente sobre la misma. Asimismo, la intendencia concedió permiso a las damas de la Comisión Pro Ensanche del Templo, para efectuar un Corso de Flores durante el próximo carnaval y otro similar los días 23, 24 y 25 de enero de 1900, en coincidencia con los festejos patronales, se reflejaba en aquellas sábanas informativas.

Es que acaso, como lo dice el tango “Siga el corso”, el espíritu festivo de esta celebración dura todo el año: “- ¡Sacate el antifaz! / ¡Te quiero conocer! / Tus ojos, por el corso, / Va buscando mi ansiedad. / ¡Tu risa me hace mal! / Mostrate como sos. / ¡Detrás de tus desvíos / Todo el año es Carnaval!”.

*el autor es periodista, escritor, historiador e investigador

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