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Silvia, mamá de Anahí Benítez sobre el reciente doble femicidio de Monte Chingolo: “Es un caso similar al de mi hija, se cometieron los mismos errores”

Es sobre el crimen de Cristina y su hija Ada de 7 años, mujeres buscadas desde el miércoles pasado y cuyos cuerpos fueron hallados en Monte Chingolo el último sábado. Silvia viene pidiendo por la estandarización protocolar en la investigación con la inclusión de equipos de canes “que pueden salvar vidas”.

Por: Marcos Cardoso

Sobre el reciente crimen de Cristina Iglesias y su hija Ada (7) ocurrido en Monte Chingolo, Lanús, cuyos cadáveres fueron hallados el sábado pasado, Silvia Pérez Vilor -mamá de Anahí Benítez, la chica asesinada hallada en la reserva Santa Catalina de Lomas de Zamora en el 2017-, alertó sobre ciertas “similitudes” de ambos casos ya que percibió “fallas en el accionar de los investigadores que no deberían ocurrir”.

“Nuevamente la intervención de los canes de rastro dilucidó un caso. Por supuesto fueron llamados a destiempo, y fue llamada otra brigada de perros, perros de gendarmería que no sirven para estas cosas”, destacó Silvia.

Sucede que; a raíz del penoso caso que protagonizó su hija, que incluyó la participación de equipos de rastrillajes caninos; viene pidiendo por un protocolo formal de intervención de brigadas de perros rastreadores, preparados para la búsqueda de fallecidos, pero también del reconocimiento de huellas que permitan salvar vidas.

“La noche anterior de hallar los cuerpos de las víctimas (Cristina y Ada), habían estado 8 perros en la casa y no habían hallado nada. Cuando las papas queman, llaman a los perros de verdad”, afirmó Silvia a Data Conurbano. Efectivamente, las víctimas fueron halladas el pasado sábado luego de haber sido vistas por última vez por la familia el miércoles.

“Hay mucha similitud con el caso de mi hija, pero veo que después de 3 años se siguen cometiendo los mismos errores. Me duele que el proyecto que presenté para formar un escuadrón de perros de rastreo específico no se haya llevado a cabo. Me duele que siga muriendo gente en situaciones evitables”, sentenció.

Durante la investigación para dar con Cristina y su hija, se dio lugar a la participación de perros que rastrean cadáveres, en este caso, “Bruno” y “Max”, y éste último can fue el que se dirigió al paredón lindero entre la casa de la víctima y el vecino´, lugar donde finalmente se encontraron los cuerpos enterrados.

Al principio, la pareja de la víctima negó cualquier implicación con el hecho y aludió a que los culpables del crimen habían sido tres narcotraficantes de la zona. Finalmente, se tomó un retazo de tela con la que habían envuelto el cuerpo de la niña de 7 años y se lo hicieron oler al otro perro entrenado, “Bruno”, que se dirigió inmediatamente a la pareja de la víctima. El sospechoso finalmente se quebró y confesó el crimen.

“Si no hubiera sido por ‘Bruno’, se habría escapado otro delincuente. Estos perros son importantes. Más allá del dolor que me causa saber que si estos perros hubieran llegado a tiempo, mi hija hoy estaría conmigo. Me propuse que esto no tiene que pasar más. El tiempo me va dando la razón, no porque la quiera tener sino porque los hechos me lo confirman. Va a seguir muriendo gente si no se erradican a esos perros y se deja de perder el tiempo”, condenó Silvia.

“En el tiempo que todavía es posible hacer algo, hay que cambiar los protocolos de búsqueda, si desaparece una persona llamamos al perro que sirve y la vamos a buscar. Así muchas vidas se pueden salvar.”

“La idea es que se haga la denuncia ni bien se de la desaparición. Mientras la tomen, va un familiar a la casa a buscar una impronta para que el perro lo empiece a olfatear. Probablemente al terminar la denuncia la persona ya sería hallada”, razonó la mamá de Anahí.

En este sentido, Silvia volvió a referirse con dolor a los “errores” que impidieron encontrar a su hija a tiempo: “Según el entrenador de Bruno, si ese perro o cualquier otro especifico hubiera sido convocado durante los cuatro días que mi hija estuvo con vida desde su desaparición, hoy estaría conmigo”. “Tuvo que haber burocracia, papelerío, y estar 3 horas en la comisaría preguntándome si yo me había peleado con mi hija. Llaman a los perros dos días después y encima a los que no sirven”, concluyó.

El perro Bruno solo sirvió para identificar a uno de los imputados por la causa y para identificar dónde estuvo y murió Anahí. Hoy Silvia espera que pase la acuarentena por el coronavirus y continúe adelante el proceso judicial que comenzó el pasado 18 de febrero, por el femicidio de su hija Anahí que tiene como imputados a Marcos Bazán y Marcelo Villalba.

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