El 25 de abril de 1925 la Municipalidad resuelve comprar ese predio, según destaca el Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora. De aquella propuesta para “turismo de verano” a Parque Municipal. Por Federico Gastón Guerra.
El 25 de abril de 1925, “la Municipalidad de Lomas de Zamora resuelve comprar la quinta Molina Arrotea, hoy Parque Municipal”, se lee en el Boletín de Efemérides y Cronologías del Instituto Histórico Municipal lomense.
A modo de contexto vale recordar que en un artículo titulado a Todo Galope, el historiador Norberto Candaosa detallaba que en el entonces partido de Lomas de Zamora se corrían carreras de caballos en «la llamada «Cancha de Trejo», entre el ‘puente de fierro’ y el de ‘Molina Arrotea»».
Veraniego
Un artículo del diario LA UNION de Lomas de Zamora del 29 de setiembre de 1934 destaca a título principal: «El ideal de un gran parque de recreo veraniegos – Lomas de Zamora tiene los elementos indispensables solo falta que los exploten en beneficio común – La transformación de la quinta «Molina Arrotea».
“Tiene la quinta Molina Arrotea una casa con varias habitaciones. Es casa vieja y habitaciones en mal estado de conservación, pero son sólidas sus paredes y fácilmente reparables y allí bien podría implantarse una confitería o merendero que tanto necesitan quienes salen en excursión por la campaña con el sano propósito de tomar salud de la propia naturaleza”, describe el artículo del diario LA UNION del 29 de septiembre de 1934 -que halló Fernando Esteban historiador regional quien investiga en la Biblioteca Nacional- que fomentaba al predio como un recreo para el turismo de verano.
La quinta Molina Arrotea es un predio con caminos de acceso “bordeados de casuarinas que bien limpios serían de enormes utilidades y además árboles diversos, grandes y pequeños; estos últimos fácilmente trasplantables y aprovechables”, detallaba LA UNION.
Lago artificial
Suena hoy a nostalgia descubrir que al Arroyo del Rey se lo proponía para formar, a partir de su desagüe, un lago artificial o piletas de natación amplias para el disfrute de la familia en los veranos tórridos lomenses.
“Hemos citado al Arroyo del Rey y hemos hablado de su convivencia. En efecto, contando con esa vía de desagüe, el futuro parque formado a base de la quinta de Molina Arrotea podría tener una pileta de natación y un lago artificial”, remarcaba aquella nota periodística de 1934.
E incluso se especifica el para qué de cada cosa: “aquella (la pileta) para práctica de un deporte saludable y popular y éste para esparcimiento de grandes y pequeños ya que un lago artificial supone la existencia de pequeñas embarcaciones con toda la belleza y el atractivo consiguiente”.
Aquella propuesta para los vecinos de la región se fue olvidando en las páginas papel de los diarios de época. Las calles se abrieron y los alrededores fueron avanzando en sus respectivos loteos atrayendo barrios y vecinos.