El 20 de enero de 1927 se habilita el ramal del ferrocarril provincial que conectaba Avellaneda con La Plata.
Por Federico Gastón Guerra*
Para esa ocasión varias familias de los alrededores debieron ceder tierras: tanto para el paso de las vías como para la consolidación de paradas ferroviarias como el caso de la denominada: 4 de Febrero, luego Monte Chingolo.
«El 20 de enero de 1927 el Ferrocarril Provincial de Buenos Aires (FCPBA) inaugura sus servicios en el ramal La Plata – Avellaneda con la Parada Pasco en Temperley», precisa el Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora.
En rigor aquel ramal tenía estás paradas: Avellaneda (no la actual estación del Ferrocarril Roca), Ángel Fernández, Monte Chingolo, Pasco, San Francisco Solano, Gobernador Monteverde, Kilómetro 40, Kilómetro 36, Ingeniero Allan, C. A. El Pato, Arturo Seguí, Gorina, La Cumbre, Gambier y La Plata (estación del ferrocarril Provincial).
Ya sobre la década del ‘40 la avenida Pasco comienza a ser una realidad y de esta manera las vías de comunicación comenzaban a multiplicarse, dándole lentamente, vida propia a estas tierras del Barrio San José.
“El 12 de diciembre de 1948 se efectúa el remate de tierras, en esta fecha se venden más de 4.000 lotes, luego en 1949 las autoridades provinciales aprobaron el plano del ingeniero Balarino para el sector siguiente“, apunta el investigador Alberto De Paula en su crónica histórica sobre San José.
Cierre
La Parada Pasco, sobre la actual avenida Eva Perón, dejó de utilizarse un 6 de julio de 1977 cuando pasó el último tren por sus vías.
“Yo creo que fue una lástima cerrar ese ramal de ferrocarril; empezaba en Avellaneda pasaba por Monte Chingolo, Parada Pasco y después seguía para La Plata. Creo que el cierre de ese ramal perjudicó mucho a San José, Monte Chingolo, San Francisco Solano… cortó mucho el progreso: en vez de ir para adelante fuimos para atrás”, sintetizó Antonio, antiguo vecino del lugar.
En 1992 circuló un convoy a modo de prueba con formación de pasajeros dónde viajaba el gobernador Eduardo Duhalde. Pero ese tren pasó y ya nunca más volvió…
*el autor es periodista, escritor, investigador e historiador