Se trata de la señora de 83 años que perdió la vida cuando cruzaba por Pellegrini y Boedo y fue embestida por una unidad de la línea 318. «Haremos lo posible para que no quede impune su muerte», señalaron. Por: Sebastián «Tecla» Farias.
Familiares y amigos de Ana María Espíndola realizaron ayer la colocación de una estrella amarilla y un cartel en la intersección de Pellegrini y Boedo en el centro de Lomas de Zamora para recordar el caso que le costara la vida a la señora de 83 años al haber sido atropellada en esta intersección el pasado viernes 27 de octubre por un interno de la línea 318 en un caso que tiene como imputado al chofer de la unidad quien recientemente recupero la libertad aunque continúa imputado.
«Queremos visibilizar este accidente puesto que Ana hace 23 años también perdió a uno de sus hijos de 38 años, académico e investigador, a causa de un accidente fatal de tránsito», indicaron a Data Conurbano. «Haremos lo posible para que no quede impune su muerte».
La señalización se efectuó minutos antes del mediodía y consistió en la colocación de un cartel con el nombre de Ana María Espíndola y la fecha del trágico suceso y una estrella pintada en el asfalto que indica el lugar exacto del fatal desenlace.
«Los nietos de Ana (Dante y Agustina) perdieron a sus padres, hijos de Ana, en distintas circunstancias y la abuela se convirtió en el único referente de la familia paterna para ellos. En efecto, la muerte trágica de Ana representa un inmenso dolor para sus nietos», destacaron encuadrando una tragedia familiar que se convierte una herida dolorosa difícil de cicatrizar. 
Un accidente y algunas dudas
Es cierto que la ciudad creció exponencialmente y eso se tradujo no solo en la cantidad de peatones que inundan las veredas como así también en el inmenso números de vehículos incluyendo el indispensable transporte público. Si bien las noticias en torno a los accidentes de tránsito que involucran a peatones se convirtieron casi en moneda corriente esta es una problemática que no debe pasar desapercibida, porque detrás de las estadísticas hay rostros, nombres, abuelos, padres o hermanos.
El caso de Ana tiene un plus en cuanto a la tragedia familiar, dolor que la justicia no logra mitigar en torno al giro de la causa ya que se determinó la libertad del chofer de la unidad de la línea 318 que, circulando sin pasajeros y luego de una maniobra objetada por los familiares y como parte del material de investigación.
Ana fue atendida por dos ambulancias y trasladada al Hospital Gandulfo pero había llegado sin vida. Si bien el chofer en primera instancia quedó detenido en la 1° de Lomas, a los pocos días quedó en libertad aunque permanece imputado en una causa caratulada como «homicidio culposo».
«En memoria de la abuela y de todas las victimas de siniestros de tránsito», dijeron ayer en el acto que significó la señalización de la arteria lomense.
Pensar en la falta de un semáforo ordenador, una muchedumbre de gente en todas las direcciones, un trafico incesante sobre todo de colectivos, cuadro al que se le suma un ritmo acelerado, nos obliga a detenernos un poco y pensar sobre el respeto al prójimo y en el cuidado de los demás y de uno mismo y ese simple gesto no nos impide llegar tarde a ninguna parte.
