Un 15 de diciembre de 1928 el tranvía dejó de funcionar en esa localidad. Justamente 14 días antes se había librado la estación San Vicente en el pueblo.
Por Federico Gastón Guerra*
“Recuerdo que el tren llegó acá (San Vicente) a las 7 y 30 de la mañana del 1º de diciembre de 1928. Me acuerdo que el vagón postal llevaba el Nº 1.072. Estuvo demorado como hasta las 10 de la mañana (…) al llegar a la estación San Vicente esperaba a la formación mucha gente que le arrojaba flores. Después del acto, los invitados se vinieron para la municipalidad donde se sirvió un copetín”,recordó Juan Carlos Robet en el 1er encuentro de la Memoria que se realizó en enero de 1996.
San Vicente, al borde de la ruta 6, en el límite del denominado Gran Buenos Aires, donde la vida urbana se mezcla con las tareas rurales. Su origen es de antigua data porque se remonta a 1696 cuando Luis Pesoa y Figueroa, hombre del Cabildo de Buenos Aires y de gran fortuna personal, adquiere una estancia en el pago de las Magdalenas que tenía entre sus hectáreas una laguna llamada Del Ojo, que hoy es conocida como laguna de San Vicente. Luego, el andar cotidiano se hizo a caballo y sobre rieles.
Antes que los caminos de hierro sean las venas del lugar, en 1784 se crea el Partido en las inmediaciones de la laguna y cuatro décadas después se lo quiere trasladar debido a que la zona era muy baja y podría pasar a ser un bañado si se excedían las precipitaciones.
“Finalmente el traslado se concreta y San Vicente se convertirá en una ciudad moderna, erigida a pocas cuadras del antiguo villorio, en tierras de propiedad pública que pudieron darse a pobladores para fomentar así la agricultura y el asentamiento, sin recurrir a la expropiación de otros estancieros de la región”, se lee en el cuaderno de Investigaciones Nº1 acerca de la historia de San Vicente producido por la Dirección de Cultura de ese municipio.
Y llega en su andar firme el ferrocarril para competir con las carretas y sumarle historias al poblado, que se contarán en las pulperías y Ramos Generales. Fue jubilosa la llegada del ferrocarril Sud. El Servicio, se libró el 14 de agosto de 1865. Ese primer recorrido fue Plaza Constitución, Barracas (luego Avellaneda y actualmente Estación Darío Santillán y Maximiliano Kosteki), Lomas (actual Lomas de Zamora), Glew, San Vicente (luego Empalme San Vicente y hoy Alejandro Korn), Domselaar, Ferrari (hoy Brandsen) y Jeppener. Meses después el mismo ramal se prolongó hasta Chascomús. La trocha, de estas vías era ancha, es decir de 1,676. Ese Ferrocarril Sud, contaría con un gran logro porque contaría en su haber con el cruce de dos ríos: el Riachuelo y el Samborombón.
Claro que había un detalle: la estación llamada San Vicente se había construido a unos kilómetros del villorio.
Campanadas
La situación se hacía insostenible ya que sin caminos el traslado desde la estación hasta el caserío era verdaderamente caótico. “Avisos Varios: San Vicente.- El domingo 16 de octubre se inaugurará el tranvía á vapor que unirá este pueblo con la estación del mismo nombre, San Vicente, Octubre 14 1898. El Intendente”, este era el aviso que apareció publicado en el diario LA NACION del 14 de octubre de 1898.
Y por su parte el diario LA UNION publicó ese día: “A partir de ahora, llegar al pueblo de San Vicente demorará sólo quince minutos, dado que fue inaugurado un nuevo Tranway a vapor que recorrerá en ese lapso siete kilómetros, cosa que llenará de júbilo a su población”. Aquella terminal San Vicente estaba ubicada detrás de la Iglesia parroquial.
El tranvía, ya con varios inconvenientes, deja de prestar servicio un 15 de diciembre de 1928. Justamente 14 días antes se había librado la estación San Vicente en el pueblo, y de esa manera la vieja parada pasaría a ser de ahora en más empalme San Vicente.
*el autor es periodista, escritor e historiador
