El dirigente Socialista Martin Canay, que hoy conforma el Frente Amplio por la Democracia junto a Ricardo Alfonsin, Silvia Saravia de Libres del Sur y Gustavo López de Forja, publicó una Carta Abierta inspirada en los hechos que rememoran la violencia institucional de los años 70-. Falcón Verde, Pintadas y Cartas intimidatorias son algunas de las que hace referencia en su escrito.
El mismo surge a días de que en el Instituto de Formación Docente N°35 de Esteban Echeverría apareciera un cartel en el que se podía leer “La única solución es erradicar a los zurdos de dicho lugar, ya sea matando a uno o traer algunos Ford Falcon verdes y hacerlos desaparecer” terminado con “Hagamos Patria, es una promesa”.
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Carta abierta a quienes confunden una retórica electoral y comunicacional, con el llamado a reinstalar viejas prácticas.
Escribo estas líneas con tristeza y preocupación, entendiendo que las mismas deberían salir de los actores políticos que coquetearon o insinuaron con palabras, lo que hoy algunos quieren mal interpretar en la práctica.
Lo hago motivado por los actos de violencia simbólica que con el correr de los meses se van multiplicando. Solo por citar algunos ejemplos, “Pintadas tapando pañuelos de las Abuelas y mensajes de alegría por nuevos nietos recuperados“, “Dirigentes, ex candidatos a cargos públicos de La Libertad Avanza en San Isidro, movilizándose en Falcón Verdes” o “Mensajes escritos a los ingresantes del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N° 35 de Monte Grande, directamente llamando a <ERRADICAR A LOS ZURDOS, YA SEA MATANDO O TRAYENDO ALGUNOS FALCON VERDES Y HACERLOS DESAPARECER”
Es lógico inducir que personas recién llegadas a la Política, que en su mayoría descreía de la misma hasta ayer, hoy no sepan discernir entre el juego discursivo/proselitista y la praxis Política que hoy les toca ejercer en sus respectivos territorios.
Los mensajes emitidos desde la oficialidad Política jugaron fuerte, no puede ser gratis visitar represores en sus presidios o tratar al que piensa distinto de “Cucaracha o Rata” cuando lo que naturalmente se busca hacer con estos dos últimos es erradicarlos, cómo se pretende hacer en el Instituto de Monte Grande con quienes piensan distinto.
La Política nunca es blanco o negro, está compuesta por una infinidad de tonalidades de grises que van construyendo una continuidad histórica, entre voluntades, que viven en constante tensión. Esto lo entienden sus dirigentes, aunque emitan el mensaje que hoy a ustedes los confunde. Por eso, los mismos Diputados que visitan represores, trabajan en tándem en el Congreso con el Partido que los enjuició y los condenó al presidio. Por eso, el mismo que trata de «cucarachas, ratas y excremento» a los zurdos, llegó a la Presidencia con los votos “prestados” de una «terrorista que ponía bombas en los jardines de infantes» y después le agradeció con el Ministerio de Seguridad.
Ese crisol de ideas que conforman la Política, viene trabajando hace décadas en la erradicación de la violencia como método para la resolución de conflictos, ya que la misma, no ha hecho más que dejar dolor a un lado y el otro del pensamiento. La violencia política no ha sido gestora de ningún logro social, económico y mucho menos político. Todo lo contrario, generó aún más deterioro en el tejido social, parálisis productiva y un silencio sepulcral entre las partes, que la Política con el correr de los años, fue rompiendo y tendiendo puentes para que en conjunto se vuelva a pensar una idea de Nación que nos contenga a todos.
Por eso, con estas líneas busco llamarnos a la reflexión, ¿Qué se logra con la violencia política?, ¿Están dispuestos, realmente, a llevarla adelante?, ¿Es solo una herramienta para fortalecer la batalla cultural?. Si es solo una herramienta discursiva para consolidar al «votante duro», se abre el eterno dilema filosófico del fin y los medios, pero, si el fin supremo es la libertad, ¿Se puede obtener por medios que relativizan la violencia?
Hoy en la Política se vive un clima de época que puede confundir al desprevenido, donde parece que todo es nuevo, y esta «nueva ola» llegó para quedarse. La verdad, no es más que un Proceso Político, que como tantos otros, si tiene suerte llegara a cumplir una década con algún grado alto de influencia en la Política Nacional.
Por mi parte termino estas líneas, no sin antes, transmitirles que celebro esta nueva camada llegada a la Política, deseándoles, logren aplomarse y trabajar constructivamente por sus ideales, ya que, si es en términos democráticos, siempre es bueno que se amplié el abanico ideológico construyendo un intercambio sano de ideas.
