
Este lunes se cumplen 15 años del asesinato de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero, quien fue baleado el 20 de octubre de 2010 durante una protesta de trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca que exigían su pase a planta permanente. El crimen, perpetrado por una patota vinculada a la Unión Ferroviaria, sacudió al sistema político y sindical argentino, y marcó un punto de inflexión en la lucha contra la tercerización laboral y la violencia gremial. Por: Sebastián «Tecla» Farias.
Ferreyra tenía 23 años y acompañaba la movilización cuando fue alcanzado por un disparo. La investigación judicial determinó que el ataque fue premeditado y que existió connivencia entre sectores sindicales, empresariales y fuerzas de seguridad. José Pedraza, entonces líder de la Unión Ferroviaria, fue condenado como instigador del crimen junto a otros dirigentes y autores materiales.
Este año, el aniversario coincide con el inicio de un nuevo juicio por el intento de soborno a jueces federales para manipular la investigación del caso. En el banquillo están imputados exfuncionarios judiciales, directivos del Belgrano Cargas y operadores del sistema informático de Comodoro Py.
Organizaciones sociales, sindicales y de derechos humanos convocaron a una jornada de memoria frente al Congreso y en estaciones ferroviarias del conurbano. El reclamo por justicia plena se renueva, mientras se discute el rol de los servicios de inteligencia y la persistencia de redes de impunidad en el sistema judicial.
El crimen que fracturó el pacto de silencio
El asesinato de Mariano Ferreyra no solo reveló la violencia estructural que atraviesa el mundo del trabajo tercerizado, sino que también expuso el entramado de poder entre sindicatos, empresas estatales y operadores judiciales. La condena a Pedraza y su círculo íntimo (su mano derecha Juan Carlos «Gallego» Fernández, entre otros) fue histórica, pero el intento posterior de sobornar jueces para revertir el fallo mostró que la impunidad no se rinde fácilmente.
“Mariano fue asesinado por defender a sus compañeros. Su crimen fue político, sindical y judicial”, sostuvo Néstor Pitrola, dirigente del Partido Obrero, en una entrevista reciente. La frase condensa el carácter múltiple del caso: un crimen de clase, de aparato y de Estado.
El juicio por el encubrimiento, que comienza este mes, vuelve a poner en escena a actores del poder judicial y ferroviario que intentaron borrar pruebas, manipular sistemas y garantizar impunidad. La causa incluye escuchas, registros informáticos y testimonios que reconstruyen cómo se intentó torcer el rumbo de la justicia.
Acto
Organizaciones políticas y sociales realizarán un acto conmemorativo este lunes en el cruce de Luján y Perdriel, lugar emblemático de la protesta donde fue asesinado Mariano. El homenaje incluirá intervenciones artísticas, lectura de documentos y una convocatoria a seguir luchando contra la tercerización y la violencia sindical.
Momento
Días antes del crimen, estuve cubriendo la protesta en el lugar. No era una movilización aislada: era parte de una lucha sostenida por los trabajadores tercerizados. El 20 de octubre de 2010, mientras estaba en la redacción de La Tercera, dos fuentes que estaban en la movilización me iban relatando lo que ocurría. En un momento, uno de ellos me dijo: “Le dieron a Mariano”. Cortó la comunicación para ayudar a trasladarlo. Fue ahí que el joven se desvaneció. La desesperación se volvió cobertura. Una señal de televisión transmitió en vivo lo que luego se confirmaría: la muerte de un militante de 23 años que peleaba por los derechos de sus compañeros.