| Estos niños eran transportados sueltos dentro del auto. La ley obliga a llevarlos atrás, en sus sillas especiales, si son pequeños.
Dos factores motivan estas conductas peligrosas: una baja percepción del riesgo y falta de apego a las normas, ya que no se controla y sanciona a los infractores.
El riesgo elegido
Las personas solemos “creer” que arriesgarnos con estas acciones nos beneficia ya que “nunca nos pasó nada”. A la vez, aunque están claramente prohibidas por la Ley, nunca nos multaron, o sea, no nos dará problemas. Pero en el tránsito, siempre cambiante, dependemos unos de otros. Lo que nunca nos sucedió, nos puede pasar en cualquier momento. Y luego ya no tiene remedio.
Urge una mejor educación de la ciudadanía, en especial de los conductores, para aumentar la percepción del riesgo objetivo y un compromiso permanente de las autoridades para hacer cumplir las normas en calles y rutas. |