
La ley que limita la reelección de intendentes bonaerenses abrió una grieta legal que muchos exploran con creatividad institucional: licencias estratégicas, candidaturas cruzadas y sucesiones familiares tensionan el espíritu de la alternancia. En 2025, el debate se reactiva con nombres propios, maniobras quirúrgicas y una pregunta de fondo: ¿renovación real o continuidad maquillada? Por: Sebastián «Tecla» Farias.
En pleno periodo electoral 2025, el debate sobre la reelección de intendentes vuelve a ocupar el centro de la escena política bonaerense. La ley 14.836, sancionada en 2016 y modificada en 2021, establece, desde su sanción, un límite de dos mandatos consecutivos para intendentes, concejales y legisladores provinciales. Sin embargo, la letra chica de la norma abrió una puerta para que algunos jefes comunales puedan volver a competir, incluso después de haber sido reelectos.
¿Qué dice la ley?
La norma establece que quienes hayan cumplido dos mandatos consecutivos no pueden postularse nuevamente sin dejar pasar un período. Pero la reforma de 2021 introdujo una excepción: si el segundo mandato no se cumple en más del 50%, ese período no se computa. Esto habilita estrategias como pedir licencia antes de la mitad del mandato para quedar habilitado a competir en el futuro.
Estrategias en juego
Uno de los casos más comentados es el de Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría, quien eventualmente podría asumir una banca como diputado nacional con el sello Unión Federal. Si lo hace antes de junio de 2026 y pide licencia como intendente, podría volver a postularse en 2027, ya que no habría cumplido más de la mitad de su segundo mandato. Pero Gray no está solo. En 2023, varios intendentes recurrieron a esta maniobra: Julio Zamora (Tigre) pidió licencia antes de mitad de mandato y volvió a competir; Mario Secco (Ensenada); Gustavo Menéndez (Merlo) también exploraron caminos similares.
En distritos como San Martín, Malvinas Argentinas y La Matanza, se barajaron candidaturas familiares o de funcionarios cercanos para mantener el control territorial.
¿Alternancia o elasticidad?
La ley de reelección buscó limitar la perpetuación de liderazgos locales, pero su aplicación ha sido elástica. “La norma fue pensada para oxigenar la política, pero terminó incentivando estrategias de supervivencia”, señala el politólogo Andrés Malamud. En muchos casos, la alternancia se convierte en una ficción legal, donde el poder se conserva a través de licencias, candidaturas cruzadas o sucesiones familiares.
La discusión sobre la reelección no es solo jurídica: es profundamente simbólica. ¿Qué significa renovar liderazgos si las estructuras territoriales siguen intactas? ¿Qué valor tiene la alternancia si se convierte en un juego de licencias y bancas? La ley puede limitar mandatos, pero no garantiza renovación política. Como dijo alguna vez el constitucionalista Roberto Gargarella: “La democracia no se mide solo por reglas, sino por prácticas que las honren”. En tiempos donde la legitimidad se juega más en la calle que en los reglamentos, la reelección de intendentes se vuelve un espejo de la política bonaerense: legalmente correcta, pero éticamente discutible.