Mareos y audición: qué es el «nistagmo» y cómo el oído afecta el equilibrio

Explorar la conexión entre el sistema auditivo y la sensación de estabilidad nos ayuda a comprender mejor esta condición tan común como poco conocida. Por: Lic. Ma. Agustina Leiro (M.P. 8343), fonoaudióloga – GAES (una marca de Amplifon).

Caminar en línea recta, girar la cabeza o simplemente mantenerse de pie sin perder el equilibrio son acciones que solemos dar por sentadas. Sin embargo, detrás de ellas existe un complejo sistema sensorial que coordina el cerebro, los ojos y el oído. Cuando esta armonía se altera, pueden aparecer síntomas como mareos, vértigo o movimientos oculares involuntarios. Uno de los trastornos más frecuentes que revelan esta disfunción es el Nistagmo, una afección relacionada con la función vestibular que no siempre se comprende del todo, pero que está estrechamente vinculada con la salud auditiva.

Esta condición neurosensorial se caracteriza por movimientos oculares rápidos e involuntarios —horizontales, verticales o circulares— que suelen ir acompañados con la percepción de vértigo, inestabilidad o visión borrosa. Su origen suele encontrarse en el oído interno, donde se aloja el sistema vestibular, encargado de enviar información al cerebro sobre la posición y el movimiento de la cabeza.

Una red delicada

“El sistema auditivo y la estabilidad corporal están estrechamente interconectados. Cuando una parte del órgano del equilibrio se ve afectada, el cuerpo intenta compensar la pérdida de información, lo que puede generar desorientación, inestabilidad o movimientos oculares anormales”, explica la Lic. Agustina Leiro, fonoaudióloga de GAES.

“Por eso, muchas veces, un paciente que refiere vértigo o la sensación de que ‘todo gira’ en realidad está experimentando un problema en esta estructura sensorial.”

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 430 millones de personas en el mundo padecen pérdida auditiva discapacitante, y alrededor del 30% de ellas experimentan episodios de vértigo o trastornos del equilibrio. En los adultos mayores, esta cifra asciende al 50%, convirtiéndose en una de las principales causas de caídas y pérdida de autonomía.

Causas y síntomas a tener en cuenta

El Nistagmo puede ser congénito (presente desde el nacimiento) o adquirido, y está relacionado con infecciones del oído interno, traumatismos craneales, enfermedades neurológicas, ciertos medicamentos o alteraciones visuales. En muchos casos aparece acompañado de mareos, náuseas, dificultad para caminar o para enfocar la vista.

Algunas de las causas más comunes incluyen:

• Vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB): pequeños cristales dentro del laberinto auditivo se desplazan, enviando señales de movimiento incorrectas al cerebro.

• Neuronitis vestibular: inflamación del nervio vestibular, generalmente de origen viral.

• Labertintitis: infección que afecta tanto la estabilidad como la audición, provocando vértigo y pérdida auditiva temporal.

• Ototoxicidad: daño en el oído interno causado por ciertos antibióticos o diuréticos.

Según la American Academy of Otolaryngology, una de cada tres personas adultas experimentará al menos un episodio significativo de vértigo en su vida, y al menos un 10% requerirá atención médica especializada. En mayores de 60 años, los trastornos vestibulares son la causa más frecuente de mareos crónicos.

Diagnóstico y tratamiento

La buena noticia es que el nistagmo y los trastornos del equilibrio pueden diagnosticarse y tratarse. El abordaje depende de la causa subyacente e incluye ejercicios de rehabilitación vestibular, terapia visual, medicación o ajustes posturales guiados por especialistas.

“En GAES trabajamos con un enfoque interdisciplinario. Identificar si la sensación de inestabilidad proviene del sistema vestibular es clave para orientar el tratamiento. En muchos casos, la rehabilitación vestibular permite recuperar la orientación corporal y reducir significativamente los síntomas”, agrega la Lic. Leiro.

Prevención: actuar a tiempo

Aunque no todos los casos pueden prevenirse, cuidar la salud auditiva y realizar controles periódicos es fundamental. Infecciones no tratadas, exposición prolongada a ruidos fuertes o determinados medicamentos pueden dañar las estructuras del oído interno y afectar el sistema vestibular. Detectar a tiempo señales como cambios en la audición o mareos persistentes ayuda a prevenir complicaciones mayores.

“Oír bien también significa mantener el estabilidad corporal”, concluye Leiro. “El oído no solo nos conecta con los sonidos, sino también con el mundo físico que nos sostiene. Cuidarlo es proteger nuestro equilibrio, seguridad y calidad de vida.”

 

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