
Entre el 1 de enero y el 31 de agosto de este año, se registraron 164 femicidios en Argentina, según el relevamiento del Observatorio “Ahora Que Sí Nos Ven”, basado en el análisis de medios de comunicación de todo el país. El dato más crudo: una mujer es asesinada cada 36 horas.
El informe también revela
• 15 femicidios solo en agosto
• 264 intentos de femicidio
• 133 niñxs perdieron a sus madres
• 14 femicidas eran miembros de fuerzas de seguridad
• Solo el 15% de las víctimas había denunciado previamente
En un contexto de ajuste económico, desmantelamiento de políticas públicas y avance de discursos negacionistas promovidos por el gobierno de Javier Milei, las cifras no solo alarman: interpelan. El vaciamiento sistemático de programas de protección y cuidado profundiza la vulnerabilidad de mujeres y diversidades.
Uno de los casos más estremecedores es el de Ana Clara Luna, de 31 años, asesinada en San Martín, provincia de Buenos Aires, por su ex pareja, quien la prendió fuego en plena vía pública. Ana estaba en situación de calle y el agresor tenía antecedentes por violencia de género. Su historia condensa la desprotección estatal y la crueldad estructural.
A la par del negacionismo oficial, crece la criminalización de las mujeres. El hostigamiento libertario contra Julieta Prandi, tras la condena de su exmarido por abuso sexual agravado, expone una estrategia que no solo niega las violencias, sino que las legitima.
En este escenario de precarización extrema, los femicidios no son hechos aislados. Son el resultado de un Estado ausente, cómplice y desentendido, que abandona a quienes más necesitan protección.
Desde los territorios, las organizaciones feministas vuelven a gritar:
#NiUnaMenos #NuncaMás