
Tres frentes de centro compitieron en la reciente elección bonaerense, quedando todos muy relegados de romper la polarización entre Fuerza Patria y La Libertad Avanza. La interna de la UCR y la hoguera de las vanidades de parte de la dirigencia provincial como partes fundamentales de la imposibilidad de construir una alternativa electoral con proyección al 2027. Por Ruben Molina
Sin dudas entre los grandes derrotados de la elección bonaerense quedaron los referentes de los denominados espacios de “centro” o “tercera vía”, quienes infructuosamente intentaron romper la polarización entre La Libertad Avanza y Fuerza Patria. Una sumatoria de errores propios, egos, vanidades y un contexto adverso provocaron el fracaso estruendoso de un armado electoral, pivoteado fundamentalmente por la UCR bonaerense.
Sin dudas el anuncio de la conformación del frente Somos Buenos Aires, compuesto por sectores alternativos al kirchnerismo y LLA, provocaron la atención de una parte de la opinión pública. La expectativa duró muy poco. A la hora del poroteo las, “plumas” pudieron más y muchos comenzaron a dar las hurras y alejarse.
Figuras como Margarita Stolbizer, Eduardo Monzó, peronistas disidentes, Socialismo, vecinalismos y por qué no decirlo: más de la mitad de la UCR bonaerense se apartó del experimento Somos. El propio Facundo Manes, uno de sus impulsores, quedó desdibujado al pasar su postulación a la Ciudad de Buenos Aires y terminar en una pelea con Martín Lousteau y la UCR de la Ciudad de Buenos Aires.
El rumbo de Somos Buenos Aires, sobre todo en la tercera sección electoral, quedó en manos de una facción interna del radicalismo: Evolución. Que tuvo como sus principales rostros al rector de la Universidad Nacional Guillermo Brown, Pablo Domenichini; y el concejal de Quilmes, Fernando Pérez. Quienes, lapicera en mano, confeccionaron las listas locales. A la armada radical, solo habría que sumarle el randazzismo y la Coalición Cívica.
Frentes
La situación degeneró en la conformación de nuevos frentes de centro. ¿Con el objeto de lograr un éxito electoral o debilitar la idea de Somos de romper con la polarización? La respuesta, a la luz de los hechos, ya es una anécdota.
La irrupción de Nuevos Aires, con el aval de gran parte del sector que comanda Maximiliano Abad (Adelante Buenos Aires), por un lado; y por el otro Potencia, con una impronta macrista y algo de radicalismo, terminaron debilitando una oferta de centro que prácticamente nació muerta. Los primeros impulsando al abogado mediático Mauricio D’Alessandro; en tanto que los otros a la ex vicepresidenta de la Unidad de Información Financiera, María Eugenia Talerico.
Números
Más allá de las intenciones, los números no mienten: en la provincia de Buenos Aires, Somos quedó muy lejos de romper la polarización del FP y LLA. Terminó tercera con un paupérrimo 5,25%. Potencia se ubicó quinta con el 1,37%. Por su parte Nuevos Aires, que no presentó lista en todas las secciones, llegó al séptimo lugar con tan solo el 1,30%.
Pero la sorpresa fue la tercera sección electoral, en donde las fuerzas de “centro” quedaron relegadas por la izquierda. Pero lo más llamativo fue que Nuevos Aires se ubicó cuarta, con el 3,22%, relegando a Somos al quinto lugar con el 2,82%. En tanto que Potencia terminó séptima con el 0,81%.
Se podría decir, en términos de la interna radical, que Maximiliano Abad le ganó a Evolución. La realidad es que perdieron todos.
La “jugada” centrista derivó en que ninguno de los frentes obtuviera, en la sección, ninguna banca en la Cámara de Diputados bonaerense. Algo similar ocurrió con los Concejos Deliberantes que, salvo honrosas excepciones, quedó sin representación “centrista”.
Futuro
Se viene la elección nacional de octubre, y allí nuevamente las fuerzas de centro irán divididas. Por un lado, los restos de Somos llevarán como candidato a diputado nacional a Florencio Randazzo. En tanto que la Coalición Cívica y un sector de la UCR comandado por el “virtual” titular de la UCR, Miguel Fernández, convergerán en otro frente. Por su parte un sector del socialismo llevará a Ricardo Alfonsín en lo alto de la boleta.
El fracaso de las fuerzas de centro, y la imposibilidad del radicalismo bonaerense de resolver su eterna interna, deja sin una opción seria y responsable a los votantes que anhelan una alternativa electoral, dejándolos prisioneros de la polarización de Fuerza Patria y La Libertad Avanza.
Al mismo tiempo prende una luz amarilla al eventual armado de los gobernadores del interior, que se quedan sin una base electoral fuerte en la provincia de Buenos Aires, que les permita ilusionarse con el éxito en la presidencial de 2027.