Vacunas: rigor científico vs espectáculo

El reciente episodio en el Congreso de la Nación, donde se permitió la presentación de un supuesto “hombre imán” como pretendida prueba de efectos adversos de las vacunas contra el COVID-19, ha reavivado una discusión peligrosa sobre la responsabilidad institucional y la salud pública. La jornada, impulsada por la diputada Marilú Quiroz (PRO, Chaco) y que contó con el aval implícito del presidente de la Cámara, Martín Menem, fue un acto duramente criticado por la comunidad científica y política, al ser catalogado como un ejercicio de desinformación que socava casi un siglo de consenso sanitario en Argentina.

Por: Sebastián «Tecla» Farias

Un calendario nacional con casi 100 años de evidencia imbatible

El debate se da en un país con una rica historia de éxito en salud pública. Argentina cuenta con un calendario oficial de vacunación que se ha consolidado desde la década de 1920, un legado que permitió:

  • La erradicación de la poliomielitis.

  • El control sostenido del sarampión y la rubéola.

  • Una reducción drástica de la mortalidad infantil.

Cada dosis, cada incorporación al esquema nacional, se sustentó en ensayos clínicos rigurosos, revisión internacional y monitoreo epidemiológico constante. Estos pilares son la base del rigor científico que garantiza la eficacia y, sobre todo, la seguridad de las herramientas preventivas.

El caso COVID-19: ciencia acelerada, no improvisada

La velocidad con la que se desarrollaron las vacunas contra el SARS-CoV-2 (ARN mensajero, vectores virales) fue inédita, pero se construyó sobre tecnologías investigadas durante décadas. Si bien se aplicaron bajo autorizaciones de emergencia, lo hicieron luego de estudios clínicos masivos y un seguimiento posterior que continúa hasta el día de hoy.

Es fundamental distinguir: la investigación científica sobre efectos a largo plazo y eficacia frente a nuevas variantes es legítima y necesaria. Pero esa investigación se debe realizar en laboratorios y universidades, con método científico, datos abiertos y revisión por pares, y no con espectáculos mediáticos que reemplazan la evidencia con el sensacionalismo.

Banalización

El caso del “hombre imán” es un ejemplo paradigmático de cómo la desinformación puede vestirse de debate parlamentario. Al carecer de hipótesis verificables, datos reproducibles o cualquier forma de revisión seria, lo único que se genera es ruido, confusión y, lo más grave, desconfianza en la población sobre las instituciones de salud.

Las voces de la ciencia fueron unánimes:

  • La Sociedad Argentina de Inmunología (SAI) manifestó su “profunda preocupación” y advirtió que las vacunas son “uno de los desarrollos tecnológicos más potentes de la medicina moderna”.

  • La Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME) remarcó que “La evidencia científica es clara y contundente” sobre el rol transformador de las vacunas.

  • Nueve sociedades médicas argentinas emitieron un comunicado conjunto lapidario: “Las vacunas no son una opinión: son una herramienta científica probada, pilar fundamental de la salud pública”.

Impacto

El riesgo de estas acciones no se limita a un recinto legislativo. Tiene un impacto directo en el territorio.

En lugares como el conurbano bonaerense, las campañas de vacunación barrial y escolar han sido históricamente herramientas de inclusión y de protección comunitaria, llegando a los sectores más vulnerables. Poner en duda ese legado desde el Congreso es erosionar el pacto colectivo de cuidado y abrir la puerta a peligrosos rebrotes de enfermedades ya controladas.

La vacunación, más que un acto médico individual, es un acto de memoria y solidaridad social: cada dosis aplicada protege no solo a quien la recibe, sino a toda la comunidad a través de la inmunidad de rebaño. La institución que da la espalda a la evidencia científica, le da la espalda a su propia historia de éxito sanitario.

Retroceso sanitario

El principal indicador de riesgo es la caída de la cobertura de vacunación, que en muchas dosis obligatorias ha descendido por debajo del umbral de seguridad (90% o 95%) necesario para sostener la inmunidad colectiva.

1. Caída de Coberturas 

Los datos del Ministerio de Salud y organismos como la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y UNICEF muestran descensos críticos, especialmente en los refuerzos escolares:

Vacuna (Dosis) Población Cobertura Promedio (2024)* Descenso desde 2019 (Aprox.)
Triple Viral (2° dosis – Ingreso escolar) Niños de 5 años 47% Más de 30 puntos
Poliomielitis (Refuerzo – 5 años) Niños de 5 años 47,6% Cifra históricamente baja
Triple Viral (1° dosis) Niños de 1 año Valores menores al 80%
Triple Bacteriana Acelular (dTpa) Adolescentes (11 años) 54,1% Cae 10 a 15 puntos

*Fuente: Datos oficiales y relevamientos de la SAP/Chequeado con corte en 2024.

El Dato Crítico: Menos de la mitad de los chicos de 5 y 6 años recibieron las vacunas obligatorias del Calendario Nacional antes del ingreso escolar en 2024.

2. Enfermedades que reaparecieron o aumentaron 

La consecuencia directa de las bajas coberturas es el resurgimiento de enfermedades de alto contagio que se consideraban casi eliminadas en el país:

Enfermedad Estado Anterior Situación Actual (Datos 2025)*
Sarampión Eliminada (interrupción de transmisión endémica en 2000). Múltiples casos confirmados en el país (al menos 13 casos en 2025).
Tos Convulsa (Coqueluche) Controlada. Brote activo, con casos que triplican a los del año anterior. Se notificaron 5 niños fallecidos en 2025.
Hepatitis A Controlada. 109 casos en lo que va de 2025, registrando un aumento del 276% respecto a años anteriores.
Poliomielitis Erradicada (último caso en 1984). Riesgo inminente. Argentina está en alerta máxima por la baja cobertura de la vacuna (que cayó al 47,6% en el refuerzo escolar), exponiendo al país a la reintroducción del virus.

*Fuente: Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) del Ministerio de Salud y alertas de especialistas en 2025.

3. La poliomielitis

Aunque el último caso de polio fue en 1984, es la enfermedad que más preocupa a los especialistas, ya que su reaparición podría ser catastrófica. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la SAP alertaron sobre el riesgo de reintroducción debido a que muchas jurisdicciones tienen coberturas del refuerzo por debajo del 50%.

En conclusión, el episodio del «hombre imán» en el Congreso no solo es un acto de desinformación, sino que ocurre en un contexto donde los números demuestran que Argentina ya está pagando el precio de la desconfianza y la baja adhesión a la ciencia.

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