
El 6 de agosto de 1883, en la antigua estancia Santa Catalina —ubicada en lo que hoy es Llavallol, partido de Lomas de Zamora— se dictó por primera vez una clase del Instituto Superior Agronómico-Veterinario de la provincia de Buenos Aires. Ese momento marcó el nacimiento de los estudios superiores en materia agropecuaria en nuestro país. Por Federico Gastón Guerra.
Desde 1959, en conmemoración de ese hecho histórico, cada 6 de agosto se celebra en Argentina el Día del Ingeniero Agrónomo, el Día del Médico Veterinario y el Día de la Enseñanza Agropecuaria. Una fecha que homenajea no solo a quienes eligen estas profesiones, sino también al rol esencial del conocimiento rural en la construcción del país.
Raíces profundas
En 1825, por decreto del presidente Bernardino Rivadavia, se estableció en la zona la primera y única colonia agrícola de inmigrantes escoceses en Argentina. Las estancias Santa Catalina, Monte Grande y La Laguna recibieron a unos 220 colonos que trajeron consigo conocimientos y prácticas que revolucionaron la agricultura local.
Los escoceses se destacaron en la elaboración de productos de granja como queso y manteca, en el cultivo de frutales —especialmente durazneros— y en la siembra de maíz. También desarrollaron una importante actividad ganadera, criando tanto vacas como ovejas. Además, implementaron una técnica novedosa para la época: el uso de especies autóctonas como el tala y el espinillo para formar “cercos vivos” que separaban los campos de cultivo de los de pastoreo.
Así, Santa Catalina no solo fue testigo de la primera clase agraria del país, sino también un punto clave de innovación y desarrollo rural. Hoy, Llavallol guarda esa memoria viva: la de un lugar donde la educación, el trabajo y la tierra se unieron para sembrar futuro.