
Tras la derrota electoral, el gobernador bonaerense busca contener el impulso rupturista de sus aliados territoriales.
Este viernes por la tarde, Axel Kicillof encabezará en La Plata una reunión clave con intendentes del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), en medio de crecientes tensiones internas y reclamos de autonomía frente al kirchnerismo duro. El encuentro, convocado como “reunión de trabajo”, se da apenas cinco días después de la derrota del peronismo en las elecciones legislativas y pone a prueba la capacidad del gobernador para sostener el equilibrio dentro del oficialismo bonaerense.
Los jefes comunales que respaldaron a Kicillof en su pulseada con La Cámpora por el desdoblamiento electoral llegan con malestar acumulado: cuestionan la escasa participación en las listas nacionales y reclaman mayor reconocimiento político. “Nos dejaron sin lugares expectantes, sin capacidad de arrastre”, deslizan desde el entorno partidario.
Aunque algunos intendentes ya hablan de “romper el estilo gurka” y marcar distancia con el kirchnerismo, el gobernador se resiste a ese camino. En su círculo íntimo aseguran que buscará “bajar los decibeles” y concentrarse en la gestión, ante una demanda social que no da tregua. “Vamos a buscar alternativas entre todos para dar respuesta en la medida que podamos”, explican desde el kicillofismo.
La Cámpora, por su parte, niega cualquier fractura y admite que hay reproches cruzados, pero los encuadra como parte de una discusión interna. El Frente Renovador también se despega de la disputa, reivindicando su independencia en medio de la reconfiguración del mapa peronista.
El futuro del PJ bonaerense, presidido por Máximo Kirchner, suma otra capa de tensión: sin consenso para renovar autoridades, todo indica que se prorrogarán los mandatos actuales en diciembre. En ese contexto, Kicillof insiste en mantener abierta la mesa de diálogo, aunque algunos dirigentes del PJ advierten que “el enemigo está adentro”.
El desafío de fondo, admiten desde distintos sectores, es recuperar una narrativa que vuelva a conectar con la sociedad. “Hoy ofrecemos nostalgia y pelea interna”, sintetizan con crudeza. “Tenemos que ver qué decirle a la gente, pero sin perder el perfil opositor”.
 
			 
		