
La investigación por el brutal asesinato de Edgardo Pino (79) destapó una trama de robo y traición que culminó en su vivienda. Dos hermanos, uno policía retirado y otro exonerado, junto a una red de cómplices, idearon el golpe. La justicia busca ahora al último prófugo que huyó en la moto de la víctima.
El crimen de Edgardo Manuel Pino (79) en su tranquila vivienda de San Vicente no fue un asalto al azar. La autopsia reveló una muerte violenta, con el jubilado maniatado y amordazado, pero la posterior investigación policial descorrió el velo de un plan frío y calculado, en el que los responsables tenían una conexión directa con la víctima y con la propia fuerza de seguridad.
En las últimas horas, la justicia avanzó con una serie de allanamientos que resultaron en la detención de cinco personas, entre ellas dos hermanos que, por su pasado en la Policía Bonaerense, generaron la mayor conmoción en la causa.
El círculo de la traición: del club de cartas al homicidio
El foco de la investigación se centró en las últimas horas de Pino, un hombre de 79 años que fue visto por última vez con vida en el Club General Bartolomé Mitre jugando a las cartas.
Allí, el 10 de noviembre, el jubilado compartió mesa con G. C. G., un policía bonaerense retirado. Lo que parecía un encuentro social de rutina fue, según el fiscal, el punto de partida del fatal desenlace. En ese lugar también apareció M. Á. G., hermano del retirado y, a su vez, exmiembro de la fuerza de seguridad, exonerado en 1996 y con antecedentes penales.
#POLICIALES Doble traición y crimen: ex policías, la «marcadora» y un jubilado solitario en San Vicente https://t.co/pONFZmyojQ pic.twitter.com/qHJakQFADh
— DataConurbano / NET (@DataConurbano) November 19, 2025
La hipótesis de la fiscalía es contundente: M. Á. G. actuó como «marcador», usando la confianza que su hermano había generado con la víctima para obtener la información necesaria sobre sus bienes y movimientos.
El minuto a minuto de un robo fatal
Gracias al análisis de cámaras de seguridad, los investigadores reconstruyeron el paso a paso del golpe, que se ejecutó esa misma noche.
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Ingreso: M. Á. G. fue captado caminando junto a otros dos cómplices, Y. P. C. (actualmente prófugo) y A. C. V., quienes entraron a la casa de Pino mientras este no se encontraba.
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La Trampa: A las 22:06, el jubilado regresó a su domicilio en su motocicleta Zanella azul e ingresó sin sospechar.
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La Fuga: Solo una hora y doce minutos después (23:18), las cámaras registraron la salida de los dos agresores, quienes huyeron a toda velocidad a bordo de la moto de la víctima, confirmando el móvil de robo.
El cuerpo de Pino fue hallado el 13 de noviembre, tres días después, atado de pies y manos, con signos de haber sido asfixiado.
La “media res” y el cómplice fugitivo
La investigación también sumó a una tercera figura clave: J. B. M., alias “Media Res”, quien mantenía una relación íntima con la víctima a cambio de dinero. La mujer fue aprehendida tras ser ubicada en las inmediaciones del lugar y, según testimonios, había estado preguntando por Pino antes del hallazgo del cuerpo. Los investigadores creen que su rol en la trama fue crucial para confirmar los movimientos de Pino.
Los allanamientos a los domicilios permitieron detener a los hermanos G., a «Media Res», y a A. C. V., el otro autor material, a quien se le incautaron prendas usadas en el crimen y partes de la moto robada. Incluso, fue detenida M. M. R., pareja del prófugo, por encubrimiento.
Sin embargo, el círculo aún no está cerrado. Y. P. C., quien ya tenía una orden de captura activa de un Juzgado de Ejecución Penal, permanece prófugo y es intensamente buscado como uno de los autores materiales del brutal homicidio. Su captura es el paso final para desentrañar completamente este caso que conmociona a San Vicente.






























