
Las recientes elecciones en Ciudad de Buenos Aires reflejaron un fenómeno preocupante: la baja participación electoral y la falta de un debate centrado en problemáticas locales. Con una campaña marcada por discusiones nacionalizadas, los principales dirigentes dejaron de lado los temas porteños y se enfocaron en disputas políticas más amplias, muchas veces sin ofrecer propuestas concretas. Por: Sebastián «Tecla» Farias.
La fragmentación y el impacto de la eliminación de las PASO
La eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) dejó a muchos espacios políticos en una situación de dispersión, sin acuerdos previos y con candidatos que llegaron divididos a la contienda. Esta falta de unidad debilitó la representación y contribuyó a un escenario electoral donde las discusiones estuvieron más relacionadas con el ámbito nacional que con los problemas específicos de CABA.
¿Pasará lo mismo en provincia de Buenos Aires?
Este fenómeno podría repetirse en la provincia de Buenos Aires, donde aún no hay certeza sobre la capacidad de los sectores afines de lograr unidad. La ausencia de acuerdos podría generar una campaña con menos discusión sobre temas provinciales, seccionales y distritales, afectando el enfoque sobre las necesidades concretas de cada región.
Sin embargo, a diferencia de CABA, es posible que en territorio bonaerense haya una mayor movilización de votantes. A pesar de la apatía electoral, se espera que la participación aumente, en parte debido a la activación del aparato peronista, que históricamente ha jugado un rol clave en el traslado de barriadas populares hacia los centros de votación.
El desafío: recuperar el debate territorial
Para evitar que las elecciones provinciales sigan el mismo rumbo que las porteñas, se vuelve esencial:
🔹 Reforzar el debate sobre problemáticas locales y necesidades concretas de la población.
🔹 Fomentar la unidad en espacios políticos afines para evitar dispersión electoral.
🔹 Generar mayor compromiso ciudadano con la política, incentivando el voto informado y la participación activa.
El desafío no es solo lograr mayor participación en las urnas, sino asegurar que los comicios reflejen una discusión real y profunda sobre los problemas que afectan a cada distrito.
¿Por qué votamos? La influencia de la exposición mediática
Más allá de la ausencia de votantes, un fenómeno llamativo es el criterio que algunos ciudadanos utilizan para elegir a sus representantes. Estudios recientes y análisis de comportamiento electoral revelan que muchos votantes optaron por candidatos basándose en su presencia mediática, más que en sus propuestas concretas.
En un contexto de polarización y estrategias de comunicación agresivas, cuestión que llevó a entender que se atrincheró una campaña sucia, algunos dirigentes lograron captar votos únicamente por sus declaraciones sobre temas ajenos a la política, como descalificación de opositores, la agresión verbal a periodistas, la impasibilidad ante algunas problemáticas reales, la falta de respuesta ante preguntas y cuestionamientos mediáticos y protagonismos vacíos en debates. En lugar de evaluar planes de gobierno o propuestas viables, algunos ciudadanos decidieron su voto por factores emocionales o simbólicos.
«La vara muy baja» en el debate político
El actual escenario electoral ha evidenciado una clara degradación del debate político. En lugar de centrarse en propuestas, soluciones concretas o estrategias de gobierno, muchos dirigentes optaron por confrontaciones mediáticas, descalificaciones y discursos vacíos. La polarización extrema ha reemplazado la profundidad del análisis, afectando la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones informadas.
«La vara muy baja» en el voto del electorado
Pero no solo los políticos han bajado el nivel del debate; el criterio de voto del electorado también ha evidenciado una preocupante superficialidad. En lugar de elegir candidatos por sus propuestas o capacidades, en muchos casos se votó «porque sí», por afinidad emocional, por simpatía personal o simplemente por rechazo a otro espacio.
Casos recientes muestran que algunas personas han votado basándose en factores ajenos a la política presentes sobre todo en redes, tendencia debilita el proceso democrático y reduce el voto a una decisión impulsiva, lejos del análisis racional.