
Fue un emblemático biógrafo de Lomas de Zamora que estaba en la calle Laprida donde actualmente funciona un gran local comercial. Historias ligadas a un biógrafo que quedó en el recuerdo de los lomenses. Por: Federico Gastón Guerra.
«Después de muchos años he vuelto a ver de nuevo / su eléctrica galera… su ropa… su bastón; / aquellos zapatones para un gigante chueco / y a la cieguita hermosa que le vendió una flor. / (…) Carlitos vigilante, bombero o boxeador, / dialogan en ternura la risa con el llanto / que lo siguen llamando desde mi corazón”, describe la letra de “Un tango para Chaplin” de Bartolomé Bernardo Salas con música de Alfredo Gobbi. Serán esos versos, para los lomenses, el recuerdo directo a aquellas funciones del Little Palace, luego Cine Laprida de la calle Laprida al 100.
“Se nos repite el eco al pasar por la vereda del ‘LITTLE PALACE’, luego ‘CINE LAPRIDA’ y se nos aparecen las figuras de Ton Mix, Carlitos Chaplín o Búster Keaton”, evoca el historiador Carlos Fernández en su artículo Historias de hombres y mujeres del tango en Lomas de Zamora.
Roberto Vicchio, en una nota periodística en su revista Lomas y su Gente escribió que en «la segunda década del siglo XX, se instalaba sobre la calle Laprida al 137 de esta ciudad de Lomas de Zamora el cine ‘Little Palace’, como lo conocieron los pibes de las décadas posteriores».
Aquella Laprida bulliciosa y con muchos caminantes era la puerta de entrada a tantas películas memorables. Y el tren, sumado a otros transportes, el medio que a tantos acercaba a esa calle única por ese entonces.
En la revista Entre Casa de junio de 1998 se puede leer: «A partir de la instalación del ferrocarril, Laprida fue la calle más característica y bulliciosa de la ciudad. Los memoriosos recuerdan que entre 1920 y 1940 la calle estaba profundamente arbolada y por ella pasaban los tranvías que llevaban pasajeros para tomar el tren en la estación. Poco a poco fueron instalándose diversos comercios y la calle se convirtió en el paseo preferido de los lomenses. En 1979 se convirtió en calle peatonal».
De aquellos tiempos es la descripción del periodista Luis Legnani quien en su libro “Un Lomas que yo he vista” retrataba así un viaje desde Capital Federal a Lomas de Zamora en tren: «El horizonte se recortaba a la distancia, en largos trechos, por un almacén de ‘Ramos Generales’ o por la clásica pulpería, refugio acogedor y obligado de los pobladores, gauchos y campesinos en su mayoría, que habrán mirado asombrados el paso humeante y veloz del tren que en pocos minutos unía Buenos Aires con su pueblo, cuando ellos necesitaban horas de caballo o de la mensajería para realizar el mismo recorrido».
Empedrada
El “Little Palace” estaba a la altura de Laprida 137, precisó el historiador Edgardo Costa en la revista del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora. También recuerda que el biógrafo tenía teléfono y bastaba con marcar UT. (Unión Telefónica) 346.
Hasta hay quienes afirman que un incipiente Carlos Gardel habría visitado el Little en el amanecer de su carrera.
“En la cuadra del 100 estaban: la Mercería El Clavel; la ferretería El Pensamiento; las zapaterías de Signorelli y Rey y el Cine Little. De éste último siempre se recordaba la muerte del Comisario Maffei, por un personaje llamado ‘Sin barriga’. No recuerdo que se hablara de robos, siniestros, asaltos y/o accidentes”, recordó en ese artículo un vecino que frecuentaba esa calle, por entonces, empedrada.
El episodio aludido fue el 24 de abril de 1935: «Moreno, un delincuente apodado ‘Sin barriga’, asesina en el Cine Little Palace de Laprida 137 al Comisario Luis Maffei, quien investigaba la muerte del Intendente Eugenio Fonda», precisó Norberto Candaosa en las efemérides del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora.
Sin dudas aquella pantalla gigante era un lujo para tiempos en que todo se imaginaba a través de la radio o se leía en diarios y publicaciones de la época.
Remodelado
El Little dio fin a sus funciones y pasó a llamarse «Cine Laprida» con remodelaciones, nuevas butacas, iluminación moderna y pasaba películas y comedias para toda la familia.
«Pero el tiempo y el progreso hizo que el cine cerrara sus puertas a principios de la década del ’60, dando paso a un edificio de departamentos, en cuya parte baja funcionaba un local de ventas de máquinas de coser (las publicidades de la época pregonaban así: «Su máquina de coser Bes-Buil está en Laprida 137, de R. Brindisi y Cia»)», describe Vicchio.
Ya en la actualidad en lugar de pantalla, una gran vidriera marca que allí hay un importante local comercial sobre esa Laprida que fue de adoquines y habrá escuchado risas y llantos a la salida de cada función… sentimientos que aún se deben guardar en cada esquina de la peatonal.
Imagen: Roberto Vicchio. Revista Lomas y su gente.
Bueno mis mas sinceras felicitaciones a la revista por estos lindos recuerdos.si no es molestia,desde ya muy agradecido, si me podian dar fotos de la ferreteria la union.que estuvo en la calle laprida sobre todo de la decada del 60.
Muchisimas gracias desde ya por la atencion