
Estudiantes del Instituto Superior de Formación Docente N.º 41 de Adrogué denunciaron haber recibido amenazas anónimas a través de perfiles falsos en Instagram, con mensajes de contenido misógino e ideológico, dirigidos especialmente contra integrantes de la agrupación En Clave Roja (PTS-FITU + independientes).
Las amenazas, que incluyeron frases como “va a correr sangre” y ataques contra “los zurdos”, se produjeron luego de una vigilia votada en asamblea en rechazo a lo que consideran una proscripción política. Desde la agrupación interpretan estos mensajes como un intento de amedrentar a quienes se organizan políticamente dentro del ámbito educativo.
“Estamos preocupados por estos mensajes, los entendemos como un mensaje contra quienes se organizan”, expresó Melanie, estudiante de Geografía. Por su parte, Florencia Baudracco, graduada del profesorado, vinculó los hechos con el contexto político actual: “No es casual que las amenazas se den en el marco de avances del gobierno sobre las libertades democráticas, como habilitar a la Policía Federal para hacer ciberpatrullaje y la proscripción a CFK”.
La denuncia generó una ola de solidaridad por parte de otras agrupaciones estudiantiles, docentes, terciarios, universidades y trabajadores, como ferroviarios, que manifestaron su apoyo a los estudiantes amenazados.
Como respuesta, se convocó a una asamblea abierta el próximo jueves a las 20 h en el ex Nacional de Adrogué, donde se debatirán los pasos a seguir frente a estos hechos.
En Monte Grande
Lo ocurrido en el ISFD 41 de Adrogué no es un hecho aislado. Hace apenas unos meses, en el Instituto 35 “Prof. Vicente D’Abramo” de Monte Grande, también se denunciaron amenazas anónimas con referencias explícitas a la dictadura militar, incluyendo frases como “traer algunos Ford Falcon verdes y hacerlos desaparecer”. En ambos casos, los mensajes apuntan a estudiantes organizados políticamente, con un claro sesgo ideológico y un lenguaje cargado de odio (ver nota «Matar», «falcón verdes», «exterminar a los zurdos»: rechazo estudiantil ante mensajes intimidatorios en el ISFDyT N° 35 de Monte Grande).
Estos episodios no pueden leerse como simples provocaciones. Son señales preocupantes de un clima de intolerancia que se cuela en los espacios educativos, donde debería primar el debate, la pluralidad y el respeto. Que se naturalicen amenazas de muerte o discursos que reivindican el terrorismo de Estado es una alarma que interpela no solo a las instituciones educativas, sino también a toda la sociedad.
Frente a este escenario, el silencio institucional o la falta de respuestas contundentes solo profundizan la sensación de desprotección. Es urgente que las autoridades actúen con firmeza, garanticen la seguridad de estudiantes y se comprometan con la defensa activa de los derechos democráticos. Porque cuando se amenaza a quienes se organizan, lo que está en juego no es solo una agrupación: es el derecho a pensar, disentir y construir colectivamente.