La nevada en Lomas de Zamora de 1918

Fue el 22 de junio. Un hecho que volvió a repetirse el 9 de julio 2007. El nacimiento del tango ¡Qué noche!. Por: Federico Gastón Guerra.

“El 22 de junio de 1918 a las 15:30, nevó como nunca en la ciudad de Buenos Aires.” Fueron 45 minutos constantes, luego paró, volvió a caer con menos intensidad, se detuvo una vez más y a las 20:15 regresó con ganas, describió el historiador Daniel Balmaceda en un artículo del diario LA NACION. Aquella tarde histórica dejó bajo un manto blanco algo más que la Capital Federal: Lomas de Zamora también disfrutó de un día inolvidable.

La jornada dejó copos por toda la provincia de Buenos Aires y mucho más allá. Tanto es así que el diario LA UNIÓN de Lomas de Zamora llevó el tema a la portada del 23 de junio de 1908. Bajo el título “La nevada de ayer”, trazó una semblanza que quedó para siempre hasta que el hecho se repitió casi 90 años después.

La plaza Grigera, frente al municipio, se cubrió por completo. Por ese tiempo el partido era una aldea incipiente, y la nieve fue una sensación:

“A la hora de cerrar esta edición había sobre las calles una verdadera alfombra blanca de casi diez centímetros de espesor, y la nevada continúa con bastante intensidad”.

El matutino remarcaba:

“Desde las tres de la tarde (NdR: del 22 de junio de 1918) se vio caer en albos copos la nieve, poniendo una intensa nota de poesía en el cuadro invernal del momento”.

Y agregaba:

“Sin temor a exageración se puede calificar de temporal de nieve el que nos castigó ayer (…) Como espectáculo ha sido verdaderamente extraordinario. Determinando en el pueblo todo una sensación admirativa (…)”.

¡Qué noche!
El fenómeno fue tan grande que hasta tuvo su tango: “¡Qué noche!” de Agustín Bardi. Ese día de 1918, él y unos amigos fueron al hipódromo de La Plata. El auto se descompuso a mitad de camino y empezó la nevada.

“Poco después, Bardi le contará a su colega y amigo Eduardo Arolas lo ocurrido durante la noche (…). Arolas le sugirió llamarlo “¡Qué noche!”, precisa escuelatangoba.com.

Y volvió a nevar
Tuvieron que pasar 89 años para que una nueva nevada sorprendiera a los lomenses. Este cronista recuerda aquella tarde única.

“Los techos ya no eran de teja, ni membrana, ni cemento, ni chapa… sólo era nieve acumulada que hizo frotar los ojos a los pobladores de Turdera”.

El 9 de julio de 2007, el termómetro en la zona alcanzó apenas un grado sobre cero. Y la nevada fue tan frondosa que:

“Los techos se llenaron de polvo blanco y los autos ya no se distinguían por color sino por formato”.

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