
El error y la ignorancia han llevado a la creencia de que las Fuerzas Armadas son las instituciones responsables de combatir el delito y que es correcto involucrarlas en tareas de seguridad.
Una columna de opinión por parte de Fabio Abraham, analista político, Exsecretario de Gobierno, Exconcejal de Lomas de Zamora y dirigente del radicalismo.
También puede pensarse que el miedo, consecuencia de la inseguridad, sumado a mensajes irresponsables generados por oportunismos, ineptitudes y absoluta falta de idoneidad, justifica la intervención del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea en la lucha contra el delito común.
Si alguien tuviera una afección cardíaca, acudiría a un cardiólogo y no a un traumatólogo. Ambos son médicos, pero con preparaciones diferentes. Es evidente que, en su sano juicio, una persona buscaría al especialista adecuado. Lo mismo ocurre con las Fuerzas Armadas: su función en una República está definida por la Constitución Nacional, que establece su intervención en la defensa de la soberanía nacional, integridad territorial y protección de los intereses del Estado en el exterior.
En temas de seguridad, la lógica es la misma. Si tuviéramos un conflicto armado con un país vecino, nadie enviaría a la policía. De manera inversa, aunque un militar pueda portar un arma 9mm, su formación es completamente distinta.
¿Qué relación tiene un marino, un aviador, un tanquista o un artillero con la prevención del delito?
Si queremos combatir el delito de manera efectiva, debemos fortalecer a las policías provinciales, la PSA, la PFA, la Gendarmería y la Prefectura, permitiendo que las Fuerzas Armadas se concentren en sus tareas específicas, brindando solo apoyo logístico (traslado, comunicaciones, etc.).
Si involucramos a las Fuerzas Armadas en seguridad, es probable que, en unos años, veamos a militares juzgados por excesos. Ellos alegarán que «recibieron órdenes», los jueces afirmarán que violaron el Código Penal, mientras quienes tomaron las decisiones estarán en campaña, fingiendo demencia y buscando ser candidatos a algo.
Excelencia y absoluta coherencia de criterios.
Gracias por ser a través de esta herramienta de comunicación, la voz de tantos otros que comparten las mismas ideas y sentimientos pero no encuentran el espacio más adecuado para lograrlos manifestar.
Razonamiento coherente y aceptable como posible solución del problema delictivo