
Se trata de Roberto Pereira, el obrero que el pasado 19 de enero recibió una descarga de 25 mil voltios mientras trabajaba en los galpones donde se realiza mantenimiento de las formaciones, y murió más tarde.
«Me toca hoy ser la voz de mi esposo que ya no está para decir su verdad y también la de miles de operarios que por miedo a represalias hoy se mantienen en silencio soportando estas miserables condiciones laborales. Roberto no fue responsable, fue víctima», indica el comunicado emitido por la esposa, Claudia, familiares y amigos de Roberto Pereyra, el empleado ferroviario que falleció al recibir 25 mil voltios que le ocasionaron heridas mortales el 19 de enero pasado en los talleres de mantenimiento de formaciones de trenes de Llavallol.

«Lo ocurrido en Llavallol no fue un accidente sino un asesinato Laboral», indica el comunicado que, con dureza, apunta a denunciar las condiciones de trabajo en la que se desenvolvía Pereyra -ya que también recibió una descarda David Navia, compañero de mantenimiento- como así también a acusar «complicidad gremial» para con la gerenciadora Trenes Argentinos.
«No solo fallaron los semáforos del sector, sino que no contaban con ropa adecuada ni calzado, los matafuegos no se encontraban cargados. Buscando tapar todo esto sacaron la planilla del sector donde constaba su lugar de trabajo, horario, el encargado de suministrarle funciones y condiciones laborales», indica la misiva.
«Es claro que existe una complicidad desde encargados, supervisores pasando por ministerio de transporte y Sindicatos. Fueron los propios compañeros de Roberto quienes lo asistieron luego de recibir una descarga eléctrica, debieron apagar el fuego con trapos mojados y la espera de la ambulancia llevó 40 minutos. El lugar no cuenta con una ambulancia para posibles accidentes bajo la justificación de que resulta demasiado caro.»
En este detalle, la esposa del obrero fallecido, familiares y amigos, apuntan al Ministerio de Transporte y Trenes Argentinos como «responsables» por permitir esta «situación de precariedad» que «provocó la muerte de mi marido».
«¿Qué ha hecho durante su gestión el ministro de Transporte, Mario Meoni, para evitar que estas muertes se continúen produciendo? Ellos deben dar explicaciones, asumir su responsabilidad o renunciar y pagar por esta injusticia. Hoy me pregunto, ¿dónde estuvieron los representantes sindicales? ¿No deberían haber estado junto a mi marido para impedir su muerte? La Unión Ferroviaria también es responsable del asesinato, nadie se puso a mi disposición sino que han intentado sacar ventaja.»
En otro pasaje, personaliza en uno de los delegados, Víctor Losa, como, «teniendo conocimiento de la situación laboral en el depósito LLavallol, jamás actuó en defensa de Roberto ni sus compañeros, subía a los techos incentivando a que los trabajadores hicieran lo mismo poniéndolos en riesgo cuando debía velar por su integridad», a lo que agregan que había «amenazas a los trabajadores para que garanticen tareas sin las condiciones de seguridad e higiene».
«Mientras Roberto agonizaba con el 86% del cuerpo quemado y yo -Claudia- recorría hospitales y clínicas, los encargados de Llavallol me negaban información y me cortaban el teléfono. Seguridad e higiene del Roca jugo un papel nefasto dejando correr el asesinato de Roberto. La ART declaró que se trató de ‘un accidente leve’ negándome durante varias horas el número de siniestro y los pedidos de traslado», acusaron.
No faltaron aquellos que se acercaron ofreciendo dinero, quiero decirle a toda la sociedad que yo no quiero plata, quiero justicia», reclamó Claudia, y agregó: «Desde la empresa buscaron en las últimas horas concretar citas para obtener mi firma y estar avalados en su impunidad, me niego a ello, quiero que sepan que la búsqueda de Justicia por mi marido es irrenunciable».
«Me toca hoy ser la voz de mi esposo que ya no está para decir su verdad y también la de miles de operarios que por miedo a represalias hoy se mantienen en silencio soportando estas miserables condiciones laborales. Roberto no fue responsable, fue víctima. Lo mataron con la negligencia de un entramado mafioso.»