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domingo, diciembre 22, 2024
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Casusa Pozo de Banfield y Quilmes: «Estas heridas nos hacen más fuertes», declaró ante el tribunal un familiar de desaparecido

El hombre declaró en la causa que desde el 2020 juzga a 16 represores, entre ellos el exmédico policial Jorge Bergés, por los delitos cometidos contra casi 500 víctimas cautivas en los excentros clandestinos de detención: «Pozo de Banfield», «Pozo de Quilmes» y «El Infierno».

Sergio Szajnbaum, hermano de un estudiante de bioquímica secuestrado durante la última dictadura militar, relató este martes ante un Tribunal Federal de La Plata cómo sufrió su familia la desaparición del joven, pero afirmó que esas heridas «son cicatrices» que los hacen «más fuertes».

El hombre declaró ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que desde octubre de 2020 juzga a 16 represores, entre ellos el exmédico policial Jorge Bergés, por los delitos cometidos contra casi 500 víctimas cautivas en los excentros clandestinos de detención conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno.

«Mi hermano Saúl Jaime Szajnbaum fue secuestrado el 21 de noviembre de 1977. Estudiaba bioquímica, radio y televisión. Estuvo en el Pozo de Banfield hasta el 14 de mayo de 1978, cuando le hicieron un ‘traslado’, que probablemente significó su muerte», relató Sergio Szajnbaum.

En ese sentido, destacó que su hermano «era brillante intelectualmente, las notas de bioquímica eran impresionantes» y dijo que «era un chico con muchas inquietudes, tocaba la guitarra, se había enganchado con el movimiento hippie».

«Mi mamá fue la que más sufrió el impacto de esta situación. Tuvo un brote psicótico y la tuvimos que internar en una clínica psiquiátrica. Cuando le dieron el alta empezó a sanar al luchar buscando a Saúl junto a las Madres de Plaza de Mayo», relató y manifestó que su «padre tuvo una depresión profundísima y no pudo salir, se quedó adentro, le afectó el corazón y no pudo buscar ni nada. Y mi hermano mayor nunca pudo salir a marchar ni pudo atestiguar en ningún juicio, no lo pudo soportar».

Szajnbaum contó que buscó a su hermano hasta 1979, luego se fue un tiempo fuera del país, pero retornó y siguió con la búsqueda de justicia hasta ahora.

«A mí me afecta lo que significa la desaparición», aseguró y dijo que «por ejemplo, yo ponía un papel, un documento en un cajón y la sensación que me agarraba es que se iba a evaporar, que no iba a estar más ese papel. Hice muchas terapias pero ese temor sigue».

Al concluir su testimonio, el hombre advirtió, dirigiéndose a los 16 imputados, que «los represores, los torturadores no se regocijen dentro de esa perversidad que tienen, porque estas heridas son cicatrices que nos hacen más fuertes, que nos hacen estar presentes acá, y en las calles cuando cantamos ´Como a los nazis, les va a pasar, a dónde vayan los iremos a buscar´«.

«Yo estoy de cuerpo entero y los 30 mil también están con su luz, con su antorcha que sigue ardiendo», dijo con emoción y a los jueces pidió que «se iluminen y hagan justicia».

Durante esta jornada también declaró María Cecilia Della Flora, hermana del desaparecido José María Della Flora, estudiante de arquitectura que fue visto cautivo en el Pozo de Quilmes.

La mujer contó que su hermano tenía 22 años al momento de ser secuestrado, estudiaba arquitectura en la UBA y militaba y daba clases de catecismo en asentamientos de emergencia.

En plena dictadura decidió desertar del servicio militar al enterarse de la desaparición de un compañero de militancia y a partir de ese momento estuvo oculto en varios domicilios de amigos y familiares hasta que lo secuestraron en abril de 1977.

«Por la Conadep sabemos que estuvo en El Vesubio y en el Pozo de Quilmes, donde 3 sobrevivientes nos contaron que para darse ánimo cantaban el Himno a la Alegría, que le hacía mucho bien a mi hermano, lo que tiene sentido porque el Himno a la Alegría era como el himno de nuestra familia desde chicos», detalló la mujer.

Della Flora expresó que tras la desaparición del joven «la vida de todos cambió. Era no saber, imaginar, divagar qué habría pasado, capaz que se rebeló, o lo tiraron al río en un vuelo de la muerte, o lo fusilaron y lo tiraron por ahí. No podíamos cerrar un duelo porque nunca tuvimos un cuerpo, no hubo una sepultura, algo humano».

«Yo hasta la democracia pensé que iban a abrir las cárceles y nos iban a devolver a nuestros parientes», dijo con pesar y destacó que «la que nunca se convenció, y lo sigue esperando con vida es mi mamá, que tiene 94 años y todas las Navidades pone un plato demás por si vuelve mi hermano».

Della Flora afirmó que «esta espera sigue en los más chiquitos de la familia también», leyó una breve carta que su nieta Rocío le escribió a su tío abuelo, José María, en la que le dice: «te quiero pedír que ya que ahora sos una mariposa, por favor, me visites, voy a esperar el día que aparezcas por mi casa. Espero que puedas volar por todo el mundo», y remarcó que «sin justicia la impunidad es ley».

En esta jornada estaba previsto el testimonio Luis María Armesto, pero tuvo problemas de conectividad y su testimonio deberá ser reprogramado.

Los 16 represores juzgados

El TOF 1, presidido por Ricardo Basilico, juzga por los delitos cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno al exministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, Jaime Smart; el exmédico policial Jorge Antonio Bergés y a los imputados Federico Minicucci; Carlos María Romero Pavón, Roberto Balmaceda y Jorge Di Pasquale.

También empezó a juzgar a Guillermo Domínguez Matheu; Ricardo Fernández; Carlos Fontana; Emilio Herrero Anzorena; Carlos Hidalgo Garzón; Antonio Simón; Enrique Barré; Eduardo Samuel de Lío y Alberto Condiotti.

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