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El aislamiento del DT de Brown de Adrogué, Pablo Vico: “Desde el lunes que estoy encerrado en la concentración”

El entrenador de Brown de Adrogué tiene su casa dentro del club. “Los portones están cerrados, yo tengo la llave; salgo solamente para comprar comida”, cuenta.

“Te digo la verdad: no me voy a hacer el valiente ni el superado: estoy asustado –admite Pablo Vico del otro lado del teléfono-. Esperemos que esto pase lo más rápido posible”.

Si alguien pasa por la calle se encontrará con un portón cerrado. Una de las escenas comunes que se repite en estos días de aislamiento por el coronavirus. Pero dentro del predio, a un costado del campo de juego, al lado del buffet que lleva su nombre, a metros de la utilería y vecino a las canchas de tenis, está el bunker del entrenador de Brown de Adrogué.

Se queda en casa. Respeta el mandamiento principal contra la pandemia. El asunto es que su casa, además de ser su casa, es un club. Hasta la semana pasada, salía al patio y se cruzaba con decenas de empleados que lo saludaban y seguían camino para cumplir su función. Un rato más tarde llegaban los jugadores. Y lo extraordinario se volvía rutina, tal como ocurre hace más de 10 años en la vida del entrenador de Brown de Adrogué.

“El club tomó todas las precauciones. El lunes suspendieron las actividades, no hay prácticas de Primera ni de los chicos. Se cerraron los portones, no trabajan los empleados del tenis, no hay obreros. Desde el lunes estoy encerrado en la concentración”, retrata Vico.

Su habitación, su living, su comedor, su sala de análisis de video, su lugar de descanso y su cocina están en el mismo ambiente. Una cama cucheta, otra de una plaza, una mesa redonda en el medio y un televisor colgado en un rincón.

“Ojalá tomemos conciencia para poder salir de esto lo antes posible. Es muy triste. No hay nadie. Estoy con los portones cerrados del club. La llave la tengo yo. Lo único que hago desde el lunes es ir al supermercado que está acá a cuatro cuadras: compro algo para comer y vuelvo. No quiero que se me acerque nadie porque estoy dentro de la población de riesgo”, advierte.

El 5 de febrero de 2015 a las 13.10 Cristian Gabriel Vico iba manejando su camioneta Renault Kangoo blanca por el cruce de Retiro y Soler, en el centro de Adrogué, cuando un Peugeot 207 lo chocó de lleno. En el auto iban seis asaltantes que integraban “La banda de Curly”, una organización delictiva que se dedicaba a realizar entraderas y robo de vehículos. Venían de asaltar una vivienda y escapaban a alta velocidad. Cristian, de 40 años, fue trasladado con graves heridas a un hospital de la zona. Y cuatro días más tarde falleció.

La muerte de su hijo repercutió inmediatamente en la salud de Pablo, que sufrió un infarto y estuvo cinco días internado en terapia intensiva. Desde ese momento, toma 12 medicamentos por día.

“Te soy sincero, lo que pasa ahora me hace acordar a cuando salí de terapia intensiva –compara el técnico de Brown-. Es como que solamente acá, con mis cosas, en mi casa, me siento seguro. Me acuerdo que aquella vez estaba blanco, amarillo en realidad. No quería ni salir a tomar sol. Y ahora me pasa algo parecido: creo que si salgo, aunque sea al patio, me puede pasar algo. Voy al supermercado, pero con temor. Por un lado me parece que está bien que tengamos miedo porque eso sirve para darnos cuenta que tenemos que quedarnos en casa”.

Su hija lo llama cada dos horas. Vive cerca del club, pero Pablo prefiere que ella se ocupe de cuidar a sus tres hijos. También habla constantemente con los médicos del plantel, que se encargan de remarcarle la importancia del aislamiento para un caso como el suyo.

“Miro videos de partidos, leo un libro. Le esquivo a mirar los noticieros porque te asustan más, pero es inevitable -resume Vico-. Cuando te muestran lo que pasa en el mundo, digo ‘la pucha, es muy feo’. Mi hija me llama enseguida y me dice: ‘¿Escuchaste lo que dijeron, papá?’. Sí, claro que escucho. Pero llega un momento en el que mejor cambiar de canal”.

La historia del Ferguson del Conurbano

“Yo soy así, eh. Ya está, no voy a cambiar. Y no es que te digo esto para hacerme el humilde o para querer, no sé, decir ‘Uy, mirá lo que hace este tipo’. No, nada que ver. A mí me gusta esto, vivir acá, estar acá. Brown es mi casa”, contó Vico en una entrevista con Clarín en su casa realizada en 2018, en la previa de uno de los triunfos más resonantes de su carrera, cuando Brown eliminó a Independiente de la Copa Argentina.

Vive en el club y para el club. Es su familia, su casa y su empleo. Está ahí desde hace casi veinte años, cuando el presidente Juan Vairo lo invitó a dejar la pensión en la que vivía para mudarse a la pieza que estaban terminando de construir al costado del campo de juego. «Para mí era ideal: qué mejor que vivir en el lugar de trabajo. Mucho más cómodo, acepté enseguida. Yo en ese entonces trabajaba en las inferiores. Y me quedé”, apunta. Hace 12 años que dirige al primer equipo. Es el entrenador con mayor permanencia en su cargo de todas las categorías argentinas.

“Una vez me pasaron un Facebook. Yo la verdad no entiendo mucho esas cosas, pero la gente arma grupos, me saluda, me manda mensajes. Y cada tanto me lo hacen ver. Cuestión que el Facebook dice ‘Pablo Vico, el técnico del pueblo’. Y es lindo que digan eso. A uno lo pone bien. Porque mirá que yo pasé cosas jodidas. Pasé y sigo pasando, mejor dicho. Y que la gente te muestre cariño… No sólo los de Brown, eh. Los de Morón, de Boca, de River, de todos los clubes. Es lindo”, confesaba el DT.

Fuente: Clarín

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