
Un camino en otoño. Un mar que cruje de hojas que se quitan los árboles. El sol tibio de amanecer que ilumina y marca rumbos. Un paso cansado y agitado que lleva a un nuevo día en el bosque que se posa y bosteza en el medio de la gran ciudad. Un laberinto virgen que muestra aquel paisaje de siempre en este presente nuevo e incierto. De tanto andar y sellar huellas dejo pisadas firmes en el camino angosto y descascarado que recorro, también, en mis pensamientos. No siento más que el aire limpio que recorre mi cuerpo.
Voy rumbo a mi tarea, pero en esa vitrina de naturaleza descanso de todo. Incluso de mí.
Soy ese pájaro libre que en la rama estrena su canto en romance. Que es sonido y música. Ya al entrar a mí oficina sueño con volver a tu sol y abrigo para que seamos camino y reflexión que se unen en procesión que adora la llegada de un nuevo cielo de alba. Y así ser, una vez más, ese uno que desde el verde y celeste ya es un vuelo sostenido hacia la libertad.
Texto de Federico Gastón Guerra. Este relato obtuvo una Mención de Honor del Jurado en el concurso Julio Cortázar Mi Historia Cotidiana 2023 – Lomas de Zamora