Con estas palabras el titular del Partido Socialista de Lomas de Zamora, Martín Canay, se expresa, en esta columna de opinión sobre la realidad política a poco de asumir Javier Milei al frente del gobierno nacional, el debut del Protocolo Antipiquetes y los DNU.
Hace unos meses, en el programa Sin Retorno expresé: “Una persona que trata de “cucarachas”, “ratas” y “excremento” a la oposición, es un peligro para la institucionalidad y la democracia, ya que anula el diálogo político, dado que, normalmente uno no se sienta a dialogar con “excrementos”, “ratas” o “cucarachas”, más bien tiende a eliminarlas» (nota click acá).
Pero en ese momento solo era una aseveración contrafáctica de mi parte, que no se tardó mucho en confirmar.
La primer demostración de que no tiene ningún interés en dialogar con quien piensa diferente lo dio el mismo día que asumió, hablándole a sus votantes de Capital Federal en la Plaza, en vez de hablarle a toda la Argentina encarnada en la Asamblea Legislativa, con sus Diputados y Senadores en representación del pueblo y el federalismo respectivamente.
A los diez días de gestión desconoció totalmente la voluntad popular, que le otorgó a la oposición más del 90% de la Cámara de Senadores y el 85% de la Cámara de Diputados para sancionar leyes. La realidad marca que la gente lo eligió para Gobernar, pero no para dictar leyes, por eso, tiene menos del 15% de representación en el Congreso, entre Diputados y Senadores.
Sin importarle la voluntad popular, se arrogó facultades legislativas para decretar más de 300 normas, entre derogaciones y modificaciones totales o parciales, que en su mayoría no responden a una “NECESIDAD Y URGENCIA”, lo hizo aprovechando que faltan más de dos meses para la apertura de Sesiones Ordinarias, donde recién ahí se puede dar tratamiento al Decreto para su aprobación o derogación, pero contando con total vigencia hasta el día que eso ocurra.
De espaldas al debate parlamentario hizo modificaciones a la Legislación Laboral que iniciara hace 120 años el Socialista Alfredo Palacios y que año tras año ha ido sumando derechos para los trabajadores. Hizo modificaciones en materia de Soberanía Nacional con la ley de Tierras. Se adjudicó la potestad del Capital Nacional, que le perteneciera a más de 46Millones de argentinos, al pasar a Sociedades Anónimas las empresas del Estado.
En materia Judicial, promulgó un “Protocolo antipiquete” que le adjudica al Ejecutivo la facultad de declarar “culpable” de un delito a quienes corten el tránsito, y lo facultó a aplicarles una pena que consiste en perder un plan social, si lo tuvieran, sin derecho al debido proceso.
En fin, todo indicaría que los argentinos sentamos en el Sillón de Rivadavia a una persona que descree del sistema republicano y su división de poderes, no actúa bajo el imperio de la Constitución y nos presagia, para lo que dure su gobierno, un autoritarismo pocas veces visto en nuestra democracia. Claro que esto, es solamente otra aseveración contrafactica.
