
24 de julio Día del Hincha de Temperley. Una reflexión en el camino del hincha y de la pasión (1). Por Federico Gastón Guerra.
Aníbal Troilo fue el bandoneón mayor de Buenos Aires. Un Capo del tango que dejó temas inolvidables y poesía en sus frases: “Alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio. ¿Cuándo?… ¿Cuándo?… si siempre estoy llegando”. Pichuco inmortalizó esa máxima que le voy a pedir prestado para mi Temperley de alma Celeste.
Es mentira que desaparecimos por dos años, tres meses y once días en aquel lejano 1991. Cómo van a decir que no estuvimos si el corazón latió tan fuerte esos días como en cada gol Gasolero de esos que en vez de besar la red nos acarician la vida. Hasta dicen que tuvimos que jugar en la Primera C. ¿Puede creerse?

Temperley pasó por todas las estaciones de la vida. Pero aquel 24 de julio de 1993 renació de su muerte en un partido inolvidable frente a Tristán Suárez (victoria con gol de Walter Céspedes incluida). Porque aunque no pueda creerse nuestro Celeste quiso jugarnos una mala pasada y salió a esconderse tras la sombra que proyectaba su enorme historia. Pero lo fuimos a buscar. Hasta hubo familias (Ahuali, Colás, Romano, Pecorelli y Allende) que pusieron sus viviendas como avales para que vuelva a rodar el fútbol por Turdera.
Y allí salió adelante nuestro querido club. Lo encontramos débil y tembloroso. Lo llenamos de afecto. Le ofrecimos todo. Lo cuidamos y lo abrazamos como a un viejo amigo a quien no se le pregunta nada y sólo se lo defiende. En las buenas, siempre; y en las malas, mucho más.
Por esa fecha que venció a la injusticia y a los que no le tuvieron misericordia al Celeste es que todos los 24 de julio celebramos el Día del Hincha de Temperley. Un orgullo que llevamos colgado en el pecho como quien ve en su hijo el amor por estos colores.
Pensar que de no haber sido por aquellos socios de sangre bien celeste hoy no habría lugar para el sufrimiento futbolero en esa pelota que caprichosa besa el palo, roza el ángulo o se escabulle en alguna pierna entre la media y el botín del defensor…
Hay que salir a buscar nuestra camiseta y darle un beso a ese escudo que ya es dueño de nuestros mejores días deportivos. Ese intenso color que es nuestra casa, refugio y lugar de pertenencia.
Por eso el tango es ese camino que siempre espera para que se lo pueda recorrer. Se lleva bien con el fútbol y con las pasiones. Va de la mano con nuestra nostalgia y recuerdos. Se nos hace foco que ilumina nuestra huella. Y nos deja estas letras que son pura enseñanza (Nocturno a Mi Barrio de Anibal Troilo): “Alguien dijo una vez / Que yo me fui de mi barrio, / Cuando? …pero cuando? / Si siempre estoy llegando!”. Igual que el querido Temperley que juega “Siempre, siempre, / Tal vez pa’estar más cerca de mi corazón!”.
(1) Del libro Mañana es Tarde de Federico Gastón Guerra de reciente aparición en formato papel.
“Mañana es Tarde” versión papel ya puede adquirirse en preventa a precio promocional ($2.900), los ejemplares se entregarán el sábado 19 de agosto a las 17 horas en el Museo Americanista de Lomas de Zamora, Manuel Castro 254, donde se realizará la presentación del libro. Puede comprarse mediante Transferencia Bancaria a alias: CINTA.COPA.AUTO Más información a su Instagram: Instagram: fede_guerraok
































