Roberto Fontanarrosa, aquel amigo entre los galanes

Parece mentira que un 19 de julio de 2007, “El Negro” nos dejó y se fue a otras mesas.
Por Federico Gastón Guerra*

Debe ser un cuento de él aquel que dice que el 19 de julio de 2007, Roberto Fontanarrosa nos dejó y se fue a otras mesas. Si todavía suena a hoy aquella defensa donde categórico dijo que “(…) Hay palabras, de las denominadas malas palabras, que son irremplazables por sonoridad, por fuerza, algunas incluso por contextura física”.

Y en estos trazos, a modo de columna, lo recuerdo en un pequeño homenaje a ese genio rosarino. Él amó sus colores canallas de Rosario Central, pero es ineludible pensar en El Negro cuando estamos conversando de fútbol con los amigos. Esos cuentos maravillosos que te transportan a la risa y a la nostalgia.

Su obra es amplia y con narraciones diversas: 15 libros de cuentos, tres novelas y recopilaciones de chistes gráficos. También posee colaboraciones como guionista para proyectos profesionales y amateurs.

Y el mítico bar El Cairo de Rosario, en la esquina rosarina de Sarmiento y Santa Fe, fue el teatro real donde La Mesa de los Galanes se reunía a debatir sobre lo importante de la vida: la redonda y las mujeres. Lo demás, detalles. Estuvimos ahí algunas veces por trabajo y nos dimos el gusto de beber de esas mieles de la nostalgia y los recuerdos de mozos que te decía el lugar exacto donde esos filósofos debatían de lo medular de esta vida…

En esa catedral imponente, en viajes de trabajo también ahí mismo hice un culto a la amistad desde un café con un licor y dejé que la vida se sume a esos manteles mezcla de viejo bar y museo templo de quienes abrazamos con pasión única a nuestros colores y a nuestros amigos.

Dicen que el 20 de julio es el Día del Amigo, yo voto porque hagamos un guiño para que también el día de la partida de Roberto Fontanarrosa sea la jornada en que en su homenaje celebremos el placer de reunirnos con quienes elegimos y más queremos.

Por eso cada 19 de julio cuidemos la pasión y a los amigos. Porque sin esa pizca de vida, y parafraseando al gran Roberto, El mundo viviría equivocado. Y nosotros también.

Como vos dijiste querido Fontanarrosa a mí también me es indivisible “asociar al fútbol con la amistad”. Van de la mano. Y como en la máxima del hincha: Uno nunca podrá separarse de estas pasiones. Jamás.

*El autor es periodista, escritor e historiador

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