
Un homenaje casi involuntario a ese genio llamado Roberto Fontanarrosa de allá de Rosario. Por: Federico Gastón Guerra*
Roberto Fontanarrosa amó sus colores canallas, nosotros los nuestros de tono cielo, Temperley. Pero es ineludible pensar en El Negro cuando estamos conversando de fútbol con los amigos.
Esos cuentos maravillosos que te transportan a la risa y a la nostalgia.

Su obra es amplia y con narraciones diversas: 15 libros de cuentos, tres novelas y
recopilaciones de chistes gráficos. También posee colaboraciones como guionista para proyectos profesionales y amateurs.
Pero el mítico bar El Cairo de Rosario, en la esquina rosarina de Sarmiento y Santa
Fe, fue el teatro real donde La Mesa de los Galanes se reunía a debatir sobre lo im-
portante de la vida: la redonda y las mujeres. Lo demás, detalles.
Recuerdo haber frecuentado esa catedral imponente en viajes de trabajo y hacer ahí
mismo un culto a la amistad desde un café con un licor y dejar que la vida se sume a
esos manteles mezcla de viejo bar y museo templo de quienes abrazamos con pasión
única a nuestros colores y a nuestros amigos.
Parece mentira que un 19 de julio de 2007, El Negro nos dejó y se fue a otras mesas.
Si todavía suena a hoy aquella defensa donde categórico dijo que “(…) Hay palabras,
de las denominadas malas palabras, que son irremplazables por sonoridad, por fuer-
za, algunas incluso por contextura física”. Casi esas mismas que no podemos evitar
en los estadios donde vamos tras nuestra pasión tan Celeste.
Nosotros desde la radio hacemos un culto del periodismo, la pasión y la amistad. Y
decimos de las buenas palabras y, a veces, sabrán perdonar se escapan aquellas de las
que hablaba Fontanarrosa. Suele pasar. No se culpe a nadie.
Sí deberíamos estar enojados si no cuidamos la pasión y a los amigos. Si no tenemos
ese empuje de dejarlo todo por sentarnos frente a un micrófono a dejarlo todo. Porque sin esa pizca de vida de cada viernes sin dudas, y parafraseando al gran Roberto,
El mundo viviría equivocado. Y nosotros también.
Como vos dijiste querido Fontanarrosa a mí también me es indivisible “asociar al
fútbol con la amistad”. Van de la mano. Y como en la máxima del hincha: Uno nunca
podrá separarse de estas pasiones. Jamás.
*el autor es periodista, escritor, investigador e historiador
































